No murió nadie

Tan sólo 34 pasajeros resultaron heridos, en Santa Ana (California), cuando un Boeing 737, con 109 personas a bordo, tuvo que esquivar a otro aparato que pretendía despegar en la misma pista en la que él iba a aterrizar. El piloto, a unos diez metros del suelo, aumentó la potencia para cobrar altura, pero la cola rozó con el cemento y el aparato cayó violentamente, a la derecha del otro avión, rompiéndose el tren de aterrizaje. Durante un buen rato, el Boeing se deslizó sobre la pista, perdió su motor derecho y el fuselaje se partió en dos. Afortunadamente, el avión se detuvo delante del parque de bomberos, por lo que las llamas que empezaban a brotar fueron rápidamente extinguidas.