Polonia puede afrontar su última oportunidad para resolver la crisis por sus medios
El nombramiento como nuevo primer ministro de Polonia del general Wojciech Jaruzelski se interpreta en Varsovia como un intento más, que podría ser el último, de «poner orden con medios exclusivamente polacos» a la aguda situación de crisis del país socialista. Moscú guarda un pesado silencio sobre el relevo, dado con su consentimiento. Washington ha precisado oficialmente que no ve el cambio polaco «como un agravamiento de la situación o un preludio de intervención soviética».La designación de Jaruzelski anuncia, según los observadores, un cambio de las relaciones del Gobierno con el sindicato libre Solidaridad, sin que tenga por qué constituir una guerra abierta. El líder obrero Lech Walesa ha declarado que «la situación no será más dura» para su sindicato tras el cambio.
Un indicio de la mayor firmeza con que Jaruzelski va a conducir las relaciones con Solidaridad puede percibirse en la decisión, ayer, del Tribunal Supremo de no legalizar Solidaridad Campesina, la rama rural de los sindicatos libres. Y ello a pesar de la presión en las calles de miles de agricultores.
Nunca había sido tan grave, de otra parte, el tono de las palabras del primer secretario del partido comunista polaco. En su discurso ante el Comité Central del POUP, Stanislaw Kania dijo el lunes que «los que quieren destruir el régimen socialista están poniendo a la patria en gran peligro. La contrarrevolución no pasará. Vamos a aislar a nuestros enemigos políticos y a eliminar el embrión de la contrarrevolución», precisó.
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