Pura canalla
El inmundo asesinato del ingeniero José María Ryan, a manos de ETA Militar, arroja una vez más la sombra del terror sobre la faz ensangrentada de Euskadi. No valen las palabras ni los gestos. En un solo acto ETAm ha asesinado algo más que a un hombre -un trabajador, por cualificado que fuera-; ha terminado con el imperio de la razón, y se ha inscrito para siempre en la nómina de todos los fascismos. El mayor insulto es pequeño para describir tanta miseria moral, tanta crueldad y pobreza de espíritu como la que anida en las torpes mentes de estos bandoleros. Ni las movilizaciones populares, ni las llamadas de hombres de tan probado vasquismo como el escultor Chillida, ni los intentos de mediación han bastado. Nada probablemente bastará para detener a estos ruines etarras que arrojan barro y sangre a diario sobre la historia vasca, sobre el pueblo vasco, sobre la causa vasca. Y llaman a la revancha vengativa de los otros asesinos de la otra anti-España. Ahora vendrán las explicaciones y los comunicados. No hay explicación posible a tanto horror. ETA ha terminado siendo pura canalla.
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