Derecho y libertad
No quedan dudas. Los obispos españoles pueden opinar como quieran, pero el 65% de los ciudadanos de este país quieren que exista una ley de divorcio. Luego la gente se divorciará o no. Pero quiere tener el derecho y la libertad de poder hacerlo.La terrible paradoja es que una comunidad -la de los religiosos católicos- a la que el matrimonio y el divorcio no afectan en sus vidas privadas opine de una manera, y que los hombres y mujeres de a pie, casados o con posibilidades de serlo, opine de otra, y que se quiera imponer a los segundos el criterio -minoritario- de los primeros.
Es legítimo, por supuesto, que cada uno use la libertad de expresión para decir la suya. Pero no deja de ser lamentable, en cualquier caso, que unos usen esa libertad para recortar la ajena.
6 de febrero
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