Narcisismo de los controladores
Una vez más, y como las festividades anuales, los controladores han vuelto a la carga. Si no recuerdo mal, ya son varios los años en que este cuerpo, por demás corporativista y gremialista, paraliza el tráfico aéreo por unos motivos que el ciudadano que desarrolla su labor en la empresa privada no puede entender. Junto a unas reivindicaciones socioprofesionales precariamente explicadas, solicitan unos aumentos de sueldo de nada menos que el 45%. La cifra asusta, máxime cuando las retribuciones actuales declaradas, que a buen seguro se habrán dado por defecto, superan las 90.000 pesetas mensuales.Los trabajadores; cualificados de las empresas privadas no podemos,
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ante estos hechos, sino pensar que integramos una clase de ciudadanos de segunda, habida cuenta de que nuestros honorarios no sólo no se aproximarán una vez firmado el próximo convenio a la resultante de la aplicación de ese 45% a las actuales retribuciones de los controladores, sino que ni siquiera llegarán a sus sueldos actuales. De intentar homologar nuestros sueldos con los de los compañeros de la Administración, muchas voces nos harían oír que pretendemos hundir la economía del país, y, lo que es más grave, no nos harían ni caso. Claro que nosotros sumamos muchos más que ese millar escaso de controladores gremialistas, y con una labor por desgracia no menos penosa que la que ellos realizan, con el agravante de que no disponemos de cuatro y cinco días de descanso semanal como tienen nuestros sufridos controladores.
Las consecuencias de esta actitud narcisista de los controladores se corresponde, sin que nadie haga nada por remediarlo, con la impotencia del usuario que, en el mejor de los casos, sólo puede manifestar su indignación a través de unas líneas en un periódico. /
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