La patronal agrícola valora en 110.000 millones las pérdidas en el campo

La Confederación Nacional de Agricultores y Ganaderos (CNAG) valora en más de 110.000 millones de pesetas los daños ya sufridos por la agricultura y ganadería españolas, como consecuencia de las heladas y sequía que se ciernen sobre algunas zonas de la Península desde hace tiempo. Esta cifra de estimación global (para todo el Estado) es la conclusión de un informe elaborado mediante los datos facilitados por las entidades pertenecientes a la entidad.Por sectores, las producciones más afectadas han sido: ganadería (90.000 millones de pérdidas), olivar (16.000), agrios, en Andalucía (1.238); tabaco, en Cáceres (1.500); remolacha temprana, en Andalucía y Extremadura meridional (300), y cereales de invierno (difíciles de cualificar las pérdidas, aunque se calcula una merma del 20% en las cosechas).

La CNAG aprobó el informe en la reunión de su junta directiva del pasado día 19; ha sido remitido al Ministerio de Agricultura y se solicitan en él medidas de apoyo a los sectores perjudicados. En sus consideraciones generales, el informe concluye que han resultado especialmente dañados tres grandes sectores de productos: olivar, ganadería extensiva (carne) y remolacha, con carácter general en todas aquellas zonas geográficas afectadas por las heladas y la sequía.

En más de 9.500 millones de pesetas han sido valoradas las pérdidas producidas en el olivar jiennense a causa del frío, de acuerdo con el informe elaborado por la Cámara Agraria provincial, al que ha tenido acceso José Manuel Fernández. Este organismo se ha apresurado a solicitar del Gobierno Civil la iniciación del expediente de zona catastrófica. Para los técnicos de la Cámara, el frío y la pertinaz sequía provocarán la casi absoluta pérdida de la próxima cosecha de aceituna y la imposible recuperación de los aprovechamientos de pastos, así como previsibles pérdidas en la actual cosecha de cereales y leguminosas.

El informe dé la Confederación asegura que la ganadería extensiva padece las consecuencias de la destrucción del crecimiento herbáceo natural de otoño, así como la destrucción del 70% de la bellota, importante elemento natural en la dieta de esta ganadería. Por esta causa, desde comienzos de otoño la ganadería está siendo mantenida exclusivamente con piensos artificiales, que propicia una subida de precio en los forrajes y una caída en los de la carne.