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Entrevista:

"El problema más grave de Televisión es la falta de ilusion. Quiero quemarme en el cargo"

Fernando Castedo, 40 años, casado, tres hijos, abogado del Estado, es el primer director general del ente público RTVE, que gobernará durante los próximos cuatro años, salvo disolución anticipada de las Cortes. Hereda una empresa que atraviesa la crisis más importante de su historia. Su antecesor, Fernando Arias Salgado, presta hoy declaración ante el juez designado por la Sala Segunda del Tribunal Supremo para tramitar las querellas presentadas porel PSOE y el PCE contra altos directivos de RTVE a raíz de publicarse la auditoría realizada por Hacienda. A los graves desajustes empresariales del medio se suma el desconcierto de los trabajadores y la oposición a su nombramiento de los sectores más conservadores. El principal problema, según el nuevo director general, es «la falta de ilusión». Fernando Castedo se propone iniciar una nueva etapa en RTVE con todos los riesgos. « Quiero quemarme en el cargo», dijo como preámbulo a la entrevista.

Pregunta. Usted es el primer director general del ente público RTVE, entidad que, según la ley de Estatuto, tendrá que reestructurar a fondo. Hace más de dos años, en unos momentos en que el estado de RTVE era incluso menos lamentable de lo que hoy es, EL PAÍS publicó un editorial bajo el título «Un comisario regio». ¿Qué le sugiere a usted aquella proposición? Respuesta. El nombramiento del director general del ente público RTVE, concebido institucionalmente, es consecuencia de las previsiones constitucionales desarrolladas a través de una ley, votada afirmativa y ampliamente por las fuerzas políticas, con características muy especiales. Reflejo de las mismas es la duración e inamovibilidad del cargo, salvo excepciones legales que son muy taxativas. Creo que no hay que dimensionar más este problema, que es una solución especial en un tema políticamente importante, y que, constitucionalmente, se produce dentro de una Monarquía parlamentaria, que es la forma de nuestro Estado.P. ¿Qué opinión tiene del estado actual de RTVE?

R. No puedo tenerla hasta que la conozca bien por dentro. Parece que hay muchos problemas de todo tipo. El más grave es la falta de ilusión. Creo, sin embargo, que, dada su importancia social, la ilusión en el trabajo no puede faltar nunca en RTVE y, desde luego, no ha de faltar en quienes aman el medio y tienen vocación de servicio en el mismo.

P. ¿Y qué piensa de la auditoría efectuada en RTVE por el Ministerio de Hacienda?

R. Yo creo que aquella auditoría, bien intencionada, fue más que otra cosa una aproximación que, como toda aproximación, es insuficiente en los detalles y perfiles y, por tanto, de resultados no suficientemente definitorios. Yo, en este momento, conozco lo publicado al respecto y las informaciones facilitadas por los medios de comunicación. Cuando pase algún tiempo, no necesariamente largo, espero estar bien informado por conocimiento directo. Lo que sí pretendo en cualquier caso, y desde luego voy a conseguir, es ofrecer la máxima transparencia en las cuentas y en la gestión de los recursos económicos de RTVE, así como obtener una gestión económicamente racional.

P. Existe en el Congreso de los Diputados una comisión que investiga las supuestas irregularidades expuestas en la auditoría. Algunos de sus miembros, en reiteradas ocasiones, lamentaron que se obstaculizase su labor de investigación. ¿Piensa usted colaborar con aquella comisión y con la de control?

R. Naturalmente que colaboraré. La única exigencia racional es que esa labor investigadora no sea sectaria ni individualizada.

P. ¿Lo dice usted por aquello de que no habría responsabilidades individualizadas?

R. Las responsabilidades, siendo siempre individuales, hay que asignarlas a la persona que corresponda, y, por tanto, una investigación seriamente realizada, en servicio de la colectividad, exige un análisis integral profundo, sin exclusiones apriorísticas.

P. Los ciudadanos y políticos aluden frecuentemente a la corrupción en RTVE, y la opinión pública tiene la impresión de que impregna todos los estamentos de la empresa. ¿Piensa usted combatirla?

R. Ese es uno de los objetivos que todo administrador público tiene que asumir como indiscutible. Yo no sé si hay o no corrupción en RTVE. Soy, en este punto, un ciudadano más a la hora de valorar, creer o rechazar esa posibilidad, pero, desde luego, donde yo sepa que hay corrupción, seré inflexible, porque, en definitiva, se trata de administrar dinero de todos.

P. ¿Piensa que el producto final que llega al público se corresponde con esos 30.000 millones de pesetas del presupuesto y con el esfuerzo de casi 9.000 trabajadores?

R. Creo que hay cierta demagogia en esa pregunta. Supone sólo un enfoque parcial del tema. Habría que analizar también si los recursos económicos de RTVE están correctamente distribuidos a la hora de valorar el trabajo que lleva al producto final.

P. Desde hace diez años, los sucesivos directores generales de RTVE anunciaron como inminente la cobertura de todo el país con el segundo canal de televisión. Usted, además, tendrá que impulsar, según la ley, el tercer canal de televisión, que ya tienen casi todos los países de Europa occidental. ¿Será usted el director general del UHF y del tercer canal regional?

R. Contestar que sí tiene escaso valor. Serán los hechos los que demuestran si me corresponde a mí esa satisfacción. Desde un punto de vista ténico, me preocupa mucho la televisión de hoy y, si cabe, mucho más la de mañana y la de pasado mañana. Mi intención es planificar tecnológicamente a largo plazo, lo cual no significa que no piense en soluciones a corto plazo. Los avances tecnológicos son espectaculares y rápidos.

P. ¿Cómo piensa entonces extender y ampliar el servicio?

R. Tenemos que pensar ya en el satélite, que además podría resolver el problema de la cobertura a todo el país. Tenemos que pensar en la comunicación por rayos láser, que podría resolver el punto muerto en televisión por cable, con una red que probablemente ha quedado obsoleta. Tenemos que pensar también en aumentar los horarios de programas, porque la televisión tiene que tener más horas de pro gramación; promover la televisión educativa, etcétera.

P. Usted conoce también las relaciones entre RTVE y las televisiones de los países latinoamericanos por su experiencia como secretario general del Instituto de Cooperación Iberoamericana. ¿Qué opina de 300 millones, ese producto que Televisión Española suministra a aquellos países?

R. Creo que, en cualquier caso, es insuficiente. No podemos conocer bien España sin conocer bien América, como no podemos conocer bien América sin conocer España. Creo que la televisión debe contribuir con profusión y con equilibrio a intensificar ese recíproco conocimiento.

P. Las televisiones estatales europeas cooperan activamente y coproducen programas con las industrias nacionales de la cultura: cine, teatro, música, literatura, etcétera. ¿Qué futuro le espera a RTVE en este sentido?

R. Dije en mi toma de posesión que la televisión es un instrumento cultural de gran importancia en su acepción antropológica y convivencial. Pero también constituye un valor cultural y sociológico y, por tanto, debe contribuir a fomentar esas manifestaciones culturales. Más aún, la televisión debe contribuir a interesar a los españoles por la cultura, a elevar los.niveles de receptibilidad. Es decir, a elevar el nivel cultural. Una de las obligaciones de la televisión es arbitrar fórmulas para ayudar y cooperar con la difusión de la cultura.

P. Si la televisión ha de ser instrumento para la convivencia en nuestro país, ¿cómo juzga la fuerte presencia en Televisión Española de programas norteamericanos que difunden la convivencia y formas sociales de vida en aquel país?

R. Creo que Televisión Española tiene que producir y producir mucho. Eso exige trabajo y responsabilidad. Pienso, sin duda, que la producción propia debe primar siempre sobre la emisión de programas extranjeros, máxime cuando el medio cuenta con profesionales excepcionalmente capacitados para producir programas propios. Programas que van dirigidos al telespectador medio, pero que deben de ser culturalmente atractivos, en el sentido antropológico de la cultura, es decir, como forma de vida de un pueblo.

P. Los Gobiernos no suelen ser neutrales en el control de la radio y televisión estatales. ¿Cómo piensa usted preservar la direc ción de RTVE de la dependencia del Gobierno?

R. La mejor garantía está en la seriedad y profesionalidad de las personas que asuman tareas de responsabilidad en los medios. Pero no olvidemos que existe un consejo de administración, cuyos miembros son designados por las Cortes Generales y por el propio Gobierno, al que corresponde velar. por ello. Creo que hay controles suficientes. Subjetivamente se podrá valorar y entender de distinta manera el cumplimiento de la objetividad en la información y la conveniencia social en la programación, pero ello es consecuencia de nuestra dimensión humana y plural. Yo estoy en este sentido muy tranquilo, porque el estatuto establece adecuados mecanismos de control, de derecho de rectificación y el acceso de grupos políticos y sociales. Creo en la seriedad y profesionalidad de quienes serán mis colaboradores.

P. Pero el servicio parece que no mejora. Por ejemplo, usted, que fue y es deportista internacional escolar del Atlético de Madrid...

R. Sí, internacional escolar no federado.

P. Y estuvo a punto de ser vicepresidente del Atlético y fue candidato a presidente del Comité Organizador del Mundial, ¿qué piensa del conflicto que ha privado a los telespectadores del fútbol en directo?

R. Creo que el fútbol es un fenómeno que trasciende su pura dimensión deportiva para convertirse en un hecho social importante, y creo también en la televisión como servicio público. Por tanto, la televisión, que ha. de recoger los acontecimientos de trascendencia sociológica, no puede desconocer el fútbol. Pero tampoco la televisión debe ser la entidad que financie los problemas que se plantean hoy a los clubes, precisamente porque es un servicio público que maneja dinero público. Las dos partes tenemos que valorar este acontecimiento a partir de estas coordenadas, porque las dos dependemos y servimos respecti,vamente al público. Por eso, el acuerdo es obligado.

P. Su mandato tiene un problema todavía más grave y urgente: las retransmisiones del Mundial de Fútbol de 1982. Es probable que la cobertura se realice, pero que no se cumplan los objetivos marcados, porque ya vencieron los plazos para la ejecución de los proyectos, por ejemplo, la construcción de los nuevos centros en Madrid y Barcelona, con presupuestos de aproximadamente 2.000 millones de pesetas.

R. No conozco el tema con exactitud. Sé que es uno de los primeros problemas de que debo ocuparme, y espero que haya soluciones alternativas satisfactorias.

P. ¿Cree usted que Televisión Española trata adecuadamente la imagen del Rey?

R. No he visto suficientemente la televisión en estos tiempos como para poder juz garlo. Pienso que hay que cuidar la imagen de Su Majestad, como toda información que se refiera a la forma de estado, que es la Monarquía.

P. ¿Qué le pide a la televisión, en cuanto telespectador?

R. Que quizá le pida, como la mayoría de los españoles, demasiadas cosas. Le pido objetividad en la información y que sirva como vehículo de convivencia y de distracción. Muchas veces olvidamos este último aspecto, que es, a mi juicio, en tiempos de crisis y de crispación mundial, muy importante. La televisión tiene que divertir, lo cual no impide ni menoscaba que además tenga que formar e informar. En otras palabras, tengo la impresión de que en la probramación hay demasiada información política, demasiado dramatismo. Es necesario emplear la televisión como vehículo de serenidad, de diversión, de optimismo.

P. Por último, ¿cuáles son las líneas generales de su política en RTVE y en qué plazos de tiempo piensa aplicarlas.

R. Los objetivos que yo me planteo son objetivos permanentes. Nunca iremos bastante lejos en la defensa de las libertades, en la consolidación de la democracia, en la tolerancia y convivencia de vida, en la mejora de nuestro nivel cultural y en la generación de solidaridades efectivas entre los españoles. Se podrían indicar más, por supuesto. Para ello no hay límites temporales, porque todo es siempre mejorable. Espero que mis sucesores lo puedan hacer mucho mejor que yo, y así sucesivamente. Mi mejor satisfacción será haber contribuido mod.estamente a legar una radiotelevisión para una España nueva que no sea un simple paréntesis en nuestra historia. Todos, desde nuestros distintos puestos de trabajo, desde el director,general al Consejo de Administración, desde los directivos a los profesionales y a los consejos asesores que se instauren, tenemos que trabajar en estos objetivos. Este es el mandato que yo he recibido del Gobierno y este es, en cualquier caso, el mandato constitucional.

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