Eurocomunismo y juventud
El impacto que para todos los comunistas y para la opinión ha tenido el V Congreso del PSUC, impacto justificado dada la importancia de los temas que plantea, me suscitan a expresar lo que entiendo son los puntos de vista de la juventud comunista ante el eurocomunismo. Cabe, en primer lugar, decir que para las jóvenes generaciones de comunistas, las concepciones eurocomunistas no han sido una corriente determinada de nuestro partido, sino la esencia de la naturaleza misma de la opción política con la que nos sentimos identificados, y para con la cual decidimos, en un momento determinado, asumir un compromiso militante. Para nosotros, la renuncia al eurocomunismo no sería el retorno a posiciones anteriores, sino la conversión en otra opción política que no tendría nada que ver con las motivaciones que nos llevaron a ser comunistas.Pero, ¿qué es el eurocomunismo? Se ha pretendido centrar la discusión en el rechazo a la palabra, proclamando la adhesión a los principios, formulados de forma abstracta. Parece, así, que la ceremonia de la confusión pueda rep ortar beneficios a alguien. Pero el eurocomunismo tiene contenidos bien precisos y bien contradictorios con las tesis aprebadas en el V Congreso del PSUC. Por lo menos, los siguientes:
1. La indisolubilidad de la democracia con el socialismo. La falsedad del dilema libertad o revolución, entendiendo cue sólo en la libertad la revolución es plena, y que sin libertad la revolución se estanca. Y ello no es sólo una necesidad para una estrategia comunista en los países desarrollados: es una consideración universal que implica una crítica en profundidad a la realidad de la URSS y los otros países de idéntico modelo de Estado-partido único, en los que la clase obrera ha sido desplazada de un poder que originalmente encarnó, siendo sustituida por una burocracia de Estado con intereses de privilegio que ha petrificado la transformación socialista, detenida a mitad.de carnino, en esos países, necesitados de auténticas revoluciones políticas para el desbloqueo de su avance al socialismo. Eso no es antisovietismo, sino sencillamente asovietismo: el PCUS ya no es un punto de referencia de lo que entendemos por socialismo como liberación.
2. La vinculación entre los intereses del imperialismo y la política de bloques, cuya exacerbación en forma de guerra fría conduce al militarismo y frena las posibilidades de transformación y protagonismo popular en cada país en uno u otro bloque. El mejor combate al imperialismo es la lucha contra el bloquismo, y la defensa consecuente de la independencia, no injerencia y plena soberanía de las naciones, por un contexto de distensión en el que la paz se afirme y la bipolaridad sea sustituida por un nuevo modelo de relaciones internacionales basado en el diálogo desde la igualdad entre los Estados.
Radicalismo estéril
3. El avance al socialismo en nuestro país, entendido como la formación de un nuevo bloque histórico por la democracia y el progreso, que una a todos los sectores políticos y sociales no monopolistas, que logre aislar a los sectores más reaccionarios, desplazando la actual hegemonía de la derecha, apoyada en la división de la izquierda. Estrategia que busca poner el acento en lo que une a la izquierda, buscando la intervención real delas masas en la política, huyendo del estéril radicalismo testimonial. Esa estrategia ha orientado la política de los comunistas en la transición. Inviabilizada la ruptura neta con el franquismo para la que no se lograron acumular fuerzas suficientes (¡no ío olvidemos haciéndonos responsables de lo que hemos sido víctimas!) la opción fue forzar la reforma a la que ya se había apuntado el PSOE, hacia contenidos rupturistas, impidiendo lo peor: el aislamiento de la clase obrera organizada y del PC. El resultado fue la evitación de una seudodemocracia controlada y autoritaria; la actual derechización de UCD se orienta a alcanzar ahora lo que entonces no pudieron conseguir. ¡No les facilitemos las cosas, renunciando a nuestra estrategia de concentración con eje en la unidad de la izquierda, automarginándonos y justificando las opciones de los más reacc lonarios de UCD y los más anticomunistas del PSOE, que tanto se han alegrado de los resultados del congreso del PSUC!
La brevedad de este artículo no me permite referirme más que a otro de los aspectos, por el momento, que quería plantear, la lucha por la consolidación y profundización del eurocomunismo, en tanto que aportación desde el PC a la renovación política de la izquierda es inseparable de la incorporación a la lucha política de los sectores sociales, entre ellos las nuevas generaciones, particularmente golpeados social y culturalmente por la crisis y que emergen hoy con fuerza. La propia gestación de la reflexión eurocomunista tuvo un importante acicate en el mayo francés y en las nuevas sensibilidades aportadas por los movimientos juveniles europeos: la calidad de la vida, la critica al burocratismo, la renovación moral e intelectual, la libertad en la comunicación interpersonal, la dignidad de las opciones afectivas, una nueva forma de entender la política no sólo en relación al Estado: también en relación a la sociedad civil, a la cultura y a la moralidad.
La derrota del eurocomunismo bloquearía la posibilidad, hoy abierta, de diálogo entre la izquierda tradicional y el movimiento obrero con las nuevas sensibilidades y movimientos juveniles, feministas, de liberación sexual, ecologistas... Diálogo imprescindible para la coiafiguración de una alternativa transformadora, sugerente y viable a la crisis de civilización.
es secretario general de la Unión de Juventudes Comunistas de España.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.