Ortega calificó de frívolos a Heidegger y Sartre en un texto hasta ahora inédito
Ha sido publicado en el último número de "Revista de Occidente"
El filósofo José Ortega y Gasset escribió en 1951 que entre los años 1900 a 1950 no hubo en Occidente auténtica producción filosófica, ya que lo que proliferó fue el neokantismo, que no era propiamente una filosofía. Para el filósofo español, autor, entre otras obras, de La rebelión de las masas, pensadores de aquel tiempo como Heidegger o Sartre se comportaron de una forma frívola por haberse dedicado a la búsqueda del ser, cosa que ya fue superada por los griegos.
Estas tesis fueron defendidas por Ortega en un artículo titulado Medio siglo de filosofía, que no llegó a publicarse en una revista brasileña que se lo había pedido y que ha permanecido inédito hasta que ahora lo ha publicado Revista de Occidente.Este texto inédito de Ortega y Gasset se ha publicado como homenaje al filósofo para conmemorar el 25º aniversario de su muerte, con notas críticas y explicativas del profesor Paulino Garagorri, especialista en la obra de Ortega y poseedor del borrador del manuscrito.
Aunque el texto de Ortega es incompleto, en él muestra el pensador español una buena parte de su particular visión y entendimiento de la filosofía a mediados de este siglo. Tras una introducción en la que Ortega afirma que «la razón narrativa, la razón histórica, es la única forma de razón que nos permite entender las cosas humanas», y que el tramo histórico que analiza nadie tiene que contárselo «porque es mi propia existencia, la propia autobiografía que es el superlativo de la razón histórica», el filósofo se pregunta por el estado de la filosofía moderna.
Para cuando entramos en la época moderna la filosofía ya ha dejado de ser, según Ortega, el Conocimiento, el Saber, y se aparece a sí misma sólo como un conocimiento y un saber frente a otros. Ya no está la filosofía sola frente al Ser, deja de regirse exclusivamente por la Realidad, que es su tema, y toma, en uno u otro grado, orientación central de las ciencias.
Tras el positivismo, que es la renuncia a filosofar, tendencia que dominó en 1870, no sólo se deja de filosofar, sino que se pierde el hilo de esta actividad humana. En 1900 regía el neokantismo, que tampoco es para Ortega propiamente filosofía, aunque esta tendencia era el poder público filosófico en 1900 en Occidente. Figuras como Husserl, Scheler, Bergson, Russel, James y Dilthey sacarán poco a poco a la filosofía de este vacío.
Ortega, que admite que el neokantismo no es filosofía («aunque sea la escuela por donde yo entré en filosofía»), arremete duramente contra el escolasticismo de este tiempo. El escolasticismo es para Ortega «toda filosofía recibida» y se da tanto en sectores eclesiásticos y confesionales como en Ios sectores laicos. «Todo escolasticismo es la degradación de un saber en mera terminología. A todos los frailes y sacerdotes cristianos actuales se les empapuza en los seminarios con la bazofia de una terminología y luego se quiere que sirvan de algo trotando por el mundo».
La ontología o busca del ser y sus defensores tampoco escapan a las críticas del filósofo español. «La ontología es una cosa que pasó a los griegos y no puede, con autenticidad, volver a pasar a nadie. Por eso ha sido una frivolidad, un capricho académico de Heldegger querer resucitarla, con lo cual ha logrado hacerse él mismo un lío e impacientarse, siendo un pensador de primer orden, para lograr precisamente lo que pretendía... Si es hoy posible algo así como filosofía tiene que comenzar por superar la noción de ser y evadirse de ella. No intentarlo ha llevado a Sartre, enfant terrible de los nuevos intentos filosóficos, a recaer en la polvorienta terminología hegeliana y marearnos jugando del vocablo con el ser-en-sí, el ser-para-sí, el ser-para-otro. Para la realidad, para la vida humana, no vale el término grecolatino ser, ente».
Babelia
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