Walessa, en el Vaticano mientras aumenta la tensión social en Polonia
La tensión social ha vuelto a crecer en Polonia, en vísperas de la visita que hoy inicia al Vaticano el principal dirigente de los sindicatos independientes Solidaridad, Lech Walesa, en su primer viaje a un país occidental.A raíz del enfrentamiento con el Gobierno, provocado por el sábado libre que se tomaron gran parte de los trabajadores polacos (aunque no se descarta la posibilidad de llegar a un acuerdo antes del próximo sábado conflictivo, el 24 de enero), han surgido movimientos de protesta en media docena de provincias, en los que se pide la dimisión de ciertos miembros de la Administración y del partido comunista (POUP).
Por vez primera desde que surgiera el movimiento sindicalista independiente, el pasado verano, la fuerza pública actuó ayer contra un grupo de afiliados de Solidaridad, obligándoles a desalojar el Ayuntamiento de Nowy Sacz; los encerrados pedían la presencia de una comisión gubernamental que investigase las denuncias de «mala gestión» contra diversos altos cargos.
No obstante, mientras dure la visita de Walesa al Papa, Solidaridad está interesada en que impere la calma. Por su parte, el Gobierno se ha abstenido, por el momento, de aplicar las sanciones previstas contra los trabajadores que el sábado no se presentaron en sus puestos. Asimismo las autoridades recurren a todo aquello que pueda fomentar el poco optimismo reinante respecto a la situación económica.
Así, ha dado un especial relieve al descubrimiento de unos yacimientos de petróleo y gas que, desde hace casi un mes, arden en la región norteña de Karlin. La opinión pública desconocía la existencia de estos yacimientos hasta que se inició el incendio. Las malas lenguas insinúan que ya estaban en explotación «no rentable» por una potencia extranjera y que ahora, de la noche a la mañana, se les presenta como fuente de riqueza nacional.
Episodio menor, que refleja un cierto clima de confusión, es el intento de secuestro ayer de un avión de la LOT, en vuelo de Katovice a Varsovia, por parte de cuatro jóvenes de edades comprendidas entre los diecisiete y los diecinueve años. La aventura no concluyó en Francfort (Alemania Occidental) como deseaban, sino en Varsovia.
Walesa deja pendiente, hasta su vuelta de Roma, las conversaciones para intentar conciliar las promesas gubernamentales del pasado otoño y la dramática situación de la economía polaca en relación al tema de la semana de cinco días, reivindicaba oficialmente por Solidaridad la semana pasada y puesta en marcha el mismo sábado. El Gobierno pretende que los trabajadores libren en sábados alternos o bien recuperen las horas perdidas incrementando en media hora su jornada laboral.
La entrevista de Juan Pablo II con Walesa, mañana, miércoles, es considerada por los observadores como la coronación simbólica de la alianza entre la Iglesia y los obreros polacos, factor decisivo en la «revolución pacífica» del pasado verano, que desembocó en la legalización de Solidaridad, con Lech Walesa al frente.
De hecho, los dirigentes polacos confían en que el Episcopado utilizará su influencia sobre los sindicalistas para moderar sus exigencias, difíciles de enfrentar dado el estado en que se encuentra la situación económica.
En su discurso ante el cuerpo diplomático acreditado en el Vaticano, el Pontífice ofreció ayer su «testimonio personal» sobre Polonia, destacando que él es «hijo de una nación.... cuyos vecinos han condenado a muerte en numerosas ocasiones». Y explicó cómo Polonia ha sido capaz de «conservar su identidad... su soberanía nacional, apoyándose exclusivamente en su cultura, sin recurrir a la fuerza física».
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