Tierno / Wojvy
Ceno con Tierno Galván y la sombra de Machaquito, torero perfilero y amisero, más la Soledad rubia de Carmen Diez de Rivera. Tierno me dice algo que le he leído ya en algún sitio:-Dios nunca abandona a los buenos marxistas.
Me parece que nadie ha resumido mejor últimamente la pura contradicción -oh rosa-, nada rilkeana, en que vivimos hoy la democracia que nos desvive. Me cuenta Leguineche que Reagan le preguntaba al pueblo americano, durante las elecciones, nada más llegar él a Nueva York:
-¿Algún americano vive mejor que hace cuatro años?
Y se hizo un ancho silencio en todo el Imperio, que iba de las estaciones de la Union Pacifica Big Sur, paraíso mortal de Henry Miller, y los calendarios para el 81 entraron en fase de rebajas y los intelectuales y progres de Manhattan emigraron políticamente hacia las plantaciones algodoneras del Sur.
-¿Algún español vive hoy mejor que con Franco?
Depende de lo que el Reagan nacional entienda por vivir. Los poderes antidemocráticos que nos miran en el reojo de la sombra (eso que Rosalía de Castro llamaba «una cosa que vive y que no se ve») están haciendo intransitable la dernocracia española; pero el espectáculo, por ejemplo, del personal gótico, flamígero y gotico flamígero reunido en torno al último libro de Cebrián, para almorzar, es ya en si una secuencia democrática que contradice gozosamente el pesimismo del libro. Antes éramos mitad monjes, mitad soldados. Ahora somos mitad demócratas, mitad violadores nocturnos. Carmen, curiosa y maliciosa, le pregunta a Tierno si le va a besar el anillo al Papa, cuando venga, porque Woftyla está al llover:
-Por qué no. Es todo un protocolo, una ceremonia, una representación, un acto político.
Pero los chicos de la JOC me escriben para contarme que los obispales incontrolados y otros beatos sueltos les han invadido la sede de la Juventud Obrera Católica, instalando en ella, como un busto, al presidente de la cosa, elegido verticalmente por los mitrados. Como diría DíezAlegría, el jesuita, siempre hay un arzobispo de Constantinopla al fondo. El beso. Tiemp ha hecho tres concesiones eclesiales durante su ma.n,dato: conservar un crucifijo en la mesa, presidir una procesión, besar el anillo al Papa (aunque esto ya es teología/ficción). La izquierda no le ha creído esas atriciones y la derecha no se las ha perdonado. Dios, en España, es gente bien. Carmen, que pasa de todo, por todo se indigna. Tierno, que no pasa de nada, ni siquiera del Papa (ni de la manifestación de sordomudos que ha ido a gritarle debajo del balcón consistorial), pasa en el fondo de todo, y estoy seguro, o casi, de que él ha sugerido, por mano de terceros, esa posible pancarta anarcoácrata que a lo mejor le espera a Wojtyla en Madrid, eñtre los dos millones de gentes que están previstos para su homenaje: Libertad al Papa».
El beso del marxista hegeliano al anillo del Papa cracoviano no llegará a ser el beso de Judas, sino todo lo contrario: el beso formulista que no es consigna de nada. Porque Wojtyla, me parece, es soluble en sus viajes. El Papa es soluble en Wojtyla. Cuando el mundo ve que acude a todas partes, piensa que es un gran Papa. Cuando pasa el tiempo y, a la luz de la teología de la resignación, se ve que el Papa estuvo y no cambió nada, el viaje se agota en sí, como un spot.
Wojtyla está entre la Iglesia que renuncia a sus «divinas palabras» y la que no renuncia ni a los locales de la JOC. Entre Lefebvre y Hans Kung. Del escepticismo municipal y poshegeliano de Tierno al optimismo halterofilico y cristiano de Wojtyla, Carmen Diez de Rivera, dura y pura, asiste a ese beso futuro Marx/Dios con ojos de milenio, como el más bello ángel exterminador.
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