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Tribuna
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Una voluntad permanente de autogobierno

La voluntad autonómica de Galicia y su sentimiento de nacionalidad, muy a menudo ignorados por el centralismo, son un fenómeno habitual en el desarrollo histórico del pueblo gallego, y puestos de manifiesto a poco de que se escudriñe en la evolución histórica de la comunidad gallega.Sin remontarnos a épocas lejanas, existe un renacimiento galleguista iniciado en el siglo XVIII por Sarmiento, Cernadas de Castro, Feijoo, Cornide, etcétera, continuado en el siglo XIX, en el que destacan políticamente la revolución gallega de 1846 y el banquete de Conxo, en donde surgen con fuerza los deseos de democracia, justicia y libertad, valores permanentes del galleguismo.

Por otra parte, el resurgir literario de Galicia, que se inició el año 1837, fue acompañado por un sentimiento nacionalista, desarrollando Pastor Díaz y Neira de Mosquera las grandes posibilidades del idioma gallego. En la defensa de los derechos históricos de Galicia destacan Murguía y Vicetto, y en la labor literaria, Rosalía de Castro, Curros Enriquez, Lamas Carvajal, Pondal, etcétera.

En el año 1889 fue impresa la obra de Alfredo Brañas El regionalismo, que fue el primer tratado teórico del autonomísmo gallego, y en la cual fundamenta los principios de un Estado armónico para toda España.

En el año,1889, Murguía escribe la obra 0 rexionalismo galego, en la que sienta asimismo las bases y fundamentos del nacionalismo gallego.

A comienzos del siglo actual conviene subrayar las asambleas agrarias de Monforte, en el año 1910; las campañas de Basilio Alvarez al frente de Acción Gallega, y la creación en el año 1916 de las Irmandades de Fala, por Antón Vilar Ponte, que dieron lugar a un nuevo ciclo de reafirmación llega. En los años treinta es preciso destacar el proceso del Estatuto de Autonomía plebiscitado de una forma mayoritaria por el pueblo gallego el 28 de junio de 1936. Como precedentes del mismo figuran el pacto de Lestrove, en marzo de 1930; el documento de Barrantes, de septiembre del mismo año, en donde ya se pedía para Galicia una completa autonomía administrativa y política que dispusiera de abundantes medios para conseguir su engrandecimiento, la elaboración de un proyecto de estatuto autonómico poi el seminario de Estudos Galegos, que fue el primero formulado en España a efectos de ejercer el principio de la iniciativa, conforme a la normativa del federalismo. Dicho proyecto disponía de un anexo que estudiaba el tema económico y de hacienda de la autonomía, hecho por Alexandre Boveda, en donde demostraba ya entonces que el régimen autonómico era conveniente económicamente para Galicia y no perjudicaba a otros pueblos españoles.

La creación del Partido Galleguista en el mes de diciembre de 1931, por Castelao, Otero Pedrayo, Boveda, Paz Andrade, Martínez López y un largo etcétera de personajes del galleguismo, representó una aportación fundamental de cara a desarrollar y agilizar el proceso autonómico, ralentizado también entonces por el centralismo.

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El plebiscito del Estatuto se hizo el 28 de junio de 1936, y su resultado superó el porcentaje de los dos tercios que la ley exigía entonces en todas y cada una de las provincias gallegas. La presentación del Estatuto en las Cortes para su aprobación, que era el trámite último, se efectuó el 15 de julio de 1936, y tomó estado parlamentario en la sesión de las Cortes hecha en Monserrat el 1 de febrero de 1938.

Con lo expuesto se demuestra abundantemente que la reafirmación de la conciencia gallega y el autonomismo no es una cosa de ahora, sino que proviene de orígenes remotos en el tiempo. Además, el galleguismo es un sentimiento gallego profundo, por más que sistemáticamente se ignore por el centralismo y otros intereses oscuros, con la finalidad de marginar y olvidar los derechos históricos de carácter legítimo del pueblo gallego.

Precedentes del actual estatuto

En el proceso de la autonomía gallega, dentro del marco de la reforma democrática que comenzó con el nuevo régimen político español, conviene destacar la movilización por la autonomía del 4 de diciembre de 1977, en la que participaron medio millón de gallegos, pidiendo la autonomía para Galicia.

En el otoño de 1978, la Junta de Galicia hizo una invitación a diversos partidos políticos, organizaciones socioculturales, entidades y sociedades de la emigración, etcétera, para que enviasen aportaciones, estudios, bases y sugerencias de cara a redactar un anteproyecto de estatuto de autonomía para Galicia. El grupo de trabajo se constituyó con dieciséis miembros representantes de siete partidos políticos, que fueron UCD, CD, PSOE, Partido Galleguista (PG), Partido del Trabajo (FITG), Partido Comunista (PCG) y Partido Obrero Gallego (POG).

El objetivo del grupo de los dieciséis fue lograr un anteproyecto que fuera apoyado por la mayoría de las fuerzas políticas de Galicia, y presentarlo a su vez como documento unitario al pueblo gallego, aun reconociendo que por ley los parlamentarios de Galicia tenían siempre la última decisión.

Puestos a efectuar una valoración del contenido político de dicho documento, y descontando algunos defectos de carácter técnico, era un estatuto que dentro del techo de la Constitución conseguía para Galicia un nivel de autogobierno digno, semejante a los estatutos vasco y catalán.

El estatuto de los dieciséis no fue del agrado del sector más centralista de UCD, que consiguió, a partir del mes de abril de 1979, imponer su criterio en la Asamblea de Parlamentarios de Galicia, rebajando y recortando sensiblemente su techo político.

El estudio y debate del proyecto de estatuto de autonomía de Galicia en las Cortes fue muy irregular en su desarrollo, y lo que pudo hacerse de una forma ordenada se llevó intencionadamente con muchas dificultades.

Mejoras posteriores

Al final UCD en solitario fue la que votó positivamente el texto del estatuto, con la oposición de los demás grupos parlamentarios.

Las dificultades del estatuto impuesto de un modo unilateral por UCD eran evidentes, no tardando en ser ampliamente contestado por las fuerzas políticas, sociales y culturales de Galicia y por el pueblo gallego a través de las movilizaciones masivas del 4 de diciembre de 1979, en las que se rechazó el estatuto impuesto por UCD.

Esta situación lleva al presidente del Gobierno a reconocer, a primeros de enero del presente año, que «hubo errores psicológicos en el proceso estatutario gallego». Las victorias, posteriormente, de los partidos nacionalistas en Andalucía, Euskadi y Cataluña condujeron a UCD a, un cambio en su actitud inflexiva llevada a cabo con el estatuto de Galicia y la necesidad de negociar con otros partidos políticos la reforma del estatuto, iniciándose el proceso en el mes de diciembre pasado, en el que participaron UCD, PSOE, AP, PCG y Partido Galleguista.

El estauto, una vez modificado ampliamente en Galicia por acuerdo de los partidos políticos mencionados, volvió a la Comisión Constitucional, en la que se ratificó el 29 de octubre.

El presente estatuto de autonomía reformado supone abundantes mejoras con respecto al anterior, en temas tan importantes como las competencias exclusivas, las diputaciones, lengua gallega, seguridad social, eliminación del 3% del censo para obtener representación parlamentaria, etcétera, siendo análogo en atribuciones y contenido a los otros estatutos de Cataluña y País Vasco.

Este será, pues, el estatuto que se va a refrendar por el pueblo gallego el próximo día 21, y que si es aprobado mayoritariamente supondrá la colocación de los cimientos de una Galicía nueva que lleve a una mayor prosperidad socioeconómica y cultural del pueblo gallego, marginado secularmente.

Luis Sobrado es secretario general del Partido Galleguista.

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