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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La Prensa y la libertad de expresión

LA LIBERTAD de Prensa es un bien sumamente escaso en el mundo contemporáneo y uno de los blancos sobre los que apuntan los póderes y centros de decisión que necesitan el silencio para llevar adelante sus estrategias de actuación.El reciente procesamiente de Jacques Fauvert director de Le Monde, nos advierte de que incluso en naciones con viejas y arraigadas tradiciones democráticas el techo de permisividad para la información, la opinión y la crítica en las páginas de la Prensa periódica puede descender en los próximos años de manera sensible, en función de las conveniencias gubernamentales.Las preocupantes limitaciones a la libertad de Prensa en los países desarrollados con instituciones democráticas no pueden hacer olvidar, desde luego, su inexistencia práctica en los sistemas llamados de socialismo real, y en los demás regímenes dictatoriales del planeta. En el bloque soviético, el monopolio estatal de la propiedad de todos los medios de comunicación y el férreo control de las noticias y opiniones mediante la censura previa y las consignas propagandísticas ofrecen como resultado final esa pavorosa imagen de información sesgada, mutilada y parcial, de pobreza de ideas, de ausencia de critica de exasperante uniformidad de los periódicos y revistas. Pero esos Gobiernos con vocación de omnipotencia no se conforman con cegar, enturbiar o falsear la comunicación dentro de sus fronteras, sino que además se esfuerzan por impedir a escritores y periodistas de otros países el acceso al escenario donde las informaciones prohibidas y las opiniones perseguidas siguen, sin embargo, existiendo y manteniéndose.

En este sentido, la propuesta presentada en la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa por varias delegaciones -entre ellas, la española- para facilitar la libertad de información y garantizar el trabajó, de los periodistas, punto ya recogido en el Acta de Helsinki, debería de ser objeto de una especial atención. Como es sabido, los periódicos y agencias de noticias soviéticos, así como los de otras naciones situadas en su órbita, reiteran en estos días que la crítica situación de Polonia y las amenazas de intervención militar son fabulaciones y fantasías inventadas a distancia por la Prensa occidental, en parte por sensacionalismo, en parte por ignorancia y en parte por mala fe. Sin embargo, las autoridades polacas han negado reiteradamente a EL PAIS un visado para enviar a un redactor a Varsovia, única forma de contrastar presuntas fabulaciones y fantasías con la realidad y sobre el terreno. Casi simultáneamente, las autoridades de La Habana han negado el visado para que el corresponsal para Latinoamérica de EL PAIS asista al II Congreso del Partido Comunista de Cuba.

Estas, medidas no hacen sino poner al desnudo las vergüenzas de unos sistemas que descansan en la prohibición y manipulación de la información y en la censura y persecución de las ideas. Las conclusiones del «informe Mac Bride», patrocinado por la Unesco, acerca de la desigualdad de los flujos de noticias entre el mundo occidental y el resto del planeta, deben ser contrastadas con hechos como estos, que demuestran cómo consignas abstractas sobre la igualdad de oportunidades para la comunicación pueden ocultar el propósito de algunos Gobiernos de completar la censura interior con la clausura hacia el exterior de sus fronteras informativas.

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El sombrío panorama que ofrece el bloque soviético en el terreno de la libertad de,expresiónno puede sino hacemos más conscientes de los peligros que acechan a la Prensa libre en las regiones del planeta en las que aquélla sobrevive. De un lado, se trata de ayudar, en medio de una crisis económica que también afecta a las empresas periodísticas, a las publicaciones en dificultades para impedir, en la medida de lo posible, su desaparición. En estos días, dos periódicos madrileños faltan a su cita habitual con los lectores. EI Imparcial, que se esforzaba por adquirir un perfil propiamente periodístico, tras una etapa en la que su función, parecía instalada en otros ámbitos, ha rescindido los contratos de toda su plantilla Entre tanto, la errática trayectoria que Sebastián Auger obligó a emprender a Informaciones, bruscamente alejado de su buen quehacer profesional y de su línea editorial por los misteriosos caprichos o designios de su nuevo propietario" parece llegada a un nuevo punto muerto con los renovados problemas financieros del propietario. Que El Imparcial deje de publicarse y que Informaciones termine por desaparecer, en este caso por la testarudez y megalomanía de un recién llegado, son noticias tristes para los periodistas y hechos alarmantes que muestran la gravedad de la crisis de la Prensa española.

De otro lado, el encarcelamiento ayer de Xavier Vinader, acusado de inducción al asesinato por unos reportajes sobre la ultraderecha en el País Vasco, se encarga de recordamos que la libertad de información se sigue asemejando más en nuestro país a una actividad circense especializada en caminar sobre la cuerda, floja que a normal desempeño de la profesión de periodista. Al ministerio fiscal corresponde la responsabilidad de mantener la gravísima y, a nuestro juicio, fabulosamente desproporcionada acusación,que recae además sobre un hombre con serias dificultades físicas para aguantar sin peligro una estancia en prisión. Por nuestra parte, sólo queremos subrayar, una vez más, que las informacione que descubren hechos reales y las opiniones que constituyen síntoma de ideas secialmente arraigadas pueden desagradar intelectualmente o herir la sensibilidad moral. Ahora bien, será un grave error suponer que la información sobre sucesos reales -aunque se hallen cargados de implicaciones- crea los hechos descritos, o que la expresión de opiniones ya existentes -aunque sean falsas, disparatadas u ofensivas- engendra las ideas enunciadas. Si no hay peor ciego que el que no quiere ver, no hay peor Gobierno -o peor establecimiento institucional- que el que no quiere enterarse de lo que ocurre en la calle y de lo que la gente piensa, dígalo El AIcázar o Egin.

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