Los paisanos reaccionan con escepticismo ante la escasa propaganda que les llega
«Voy a votar a éstos porque me han dado cerillas». «Galicia no puede ser menos que los demás». «¿Para qué vamos a votar, si los de siempre seguirán poniéndose las botas?». Estas expresiones, recogidas en aldeas de la provincia de Lugo cinco días antes de la celebración del referéndum, permiten una aproximación a las variadas y variopintas sensaciones que experimentan los campesinos que habitan las zonas más deprimidas de Galicia ante las diversas campañas que giran en torno al Estatuto de Autonomía.
ENVIADO ESPECIAL, El seguimiento de una de las unidades móviles perteneciente a la campaña institucional durante una jornada facilita un rico anecdotario sociológico entremezclado con interpretaciones insospechadas sobre el significado de la autonomía. Las reacciones más singulares son las que protagonizan los habitantes de núcleos rurales alejados de villas y ciudades.La unidad móvil número dieciocho tiene como misión recorrer los pueblos de la provincia de Lugo que lindan con León y, en concretó, la sierra del Caurel, zona montañosa con una dispersión importante de la población y de difícil acceso, con unas calzadas y pistas aptas casi exclusivamente para land rover. El abstencionismo de esta zona ronda el 80% del censo. El equipo humano de esta unidad móvil está integrado por dos personas jóvenes: Aniceto Pena, natural de Burgos y residente en Madrid, que recibe unas 5.000 pesetas diarias por trabajar en su DKW para la campaña de incitación al voto que promueve la Junta; le acompaña Sergio Dupunt, un habitante de esta comarca que empezó Económicas en Santiago y que se metió en esto para hacer algo de dinero: 2.000 pesetas por día.
De feria en feria
Su labor consiste esencialmente en distribuir propaganda de la campaña institucional por el trayecto que tienen asignado. Colocar carteles y pancartas y, en menor medida, intentar responder a las preguntas que algún campesino con inquietud estatutaria les formula. Tienen orden de acudir a las ferias y mercados que se celebren en su demarcación, porque sus jefes consideran que son puntos idóneos para actuar por la concentración de gentes que suele darse.El pasado martes fue precisamente en la feria de Monforte de Lemos donde inició su jornada propagandística esta unidad móvil. La furgoneta llegó al campo de la feria alrededor de las 11.30 horas, difundiendo la canción base de la campaña institucional y algunos éxitos del conjunto Fuxan os Ventos (Huyan los Vientos), quienes, por cierto, han protestado por la utilización de su música para estos fines.
Mientras los paisanos hacían sus tratos de compraventa, principalmente de cerdos, por estar en época de matanzas, los dos integrantes de la unidad móvil comenzaron a repartir pegatinas, calendarios, cajas de cerillas con el logotipo de la campaña institucional y folletos explicativos del Estatuto.
Los objetos con más aceptación fueron las cerillas y los calendarios -«Dame un calendario, que es lo único que vale algo», solicitó un tratante, dirigiéndose a uno de los hombres del equipo móvil- Nadie arrojaba la propaganda al suelo; todos guardaban los folletos cuidadosamente.
Algunos de los asistentes a la feria monfortina no tuvieron reparo en expresar su opinión sobre la autonomía, si bien pusieron reparos para facilitar su nombre. Un vecino de Quiroga comentó: «Pienso que la autonomía es para que Galicia quede sola, como Asturias». Una pulpeira (vendedora de pulpo) señaló, mientras invitaba a probar sus raciones a quienes deambulaban por el embarrado recinto ferial: «Hay que votar; Galicia tiene muchas posibilidades». A su lado, una persona, indudablemente más materialista, apostilló: «Si aún nos pagasen mil pesetas por el voto ... ».
Voto y dinero
La vinculación del voto con el dinero y la propaganda es bastante frecuente. Aniceto y Sergio, los integrantes de la unidad móvil número dieciocho, afirman que son muchas las personas que se muestran remisas a recoger folletos y obsequios, por temor a que se les haga abonar alguna cantidad. Son muchos los que preguntan: «¿Cuánto te debo?».A primera hora de la tarde, los miembros de la unidad móvil, tras reponer fuerzas, lógicamente con raciones de pulpo, emprendieron la ruta del Caurel. Primera parada en Quiroga, donde distribuyen propaganda en el bar y pegan algunos carteles.
La llegada a Folgoso del Caurel, distante 85 kilómetros de Lugo, se produce hacia las tres de la tarde, después de recorrer kilómetros y kilómetros sin encontrar pueblo alguno bordeando montañas. Como el alcalde del municipio reside en Seoane, diez kilómetros más arriba, allí se dirige la unidad móvil para recabar autorización para colocar una pancarta.
Miedo a la abstención
En Seoane solamente han recibido la propaganda de la Junta y la del PSOE, partido en el que milita el alcalde. Los integrantes de la unidad móvil acuden en primer lugar a la escuela para distribuir entre los niños el tebeo en el que el celta Breogán explica a dos niños el alcance del Estatuto. El maestro decide guardar carteles, pegatinas y tebeos para cuando finalice la clase, con el fin de evitar interrupciones en su labor, al tiempo que cuenta sus impresiones sobre la actitud de los lugareños en la consulta del domingo, actitud que él identifica con abstención.Antes de abandonar la escuela, los expedicionarios de la campaña institucional ruegan al maestro que firme el justificante que los miembros de la unidad móvil están obligados a presentar para testificar los lugares en los que han actuado, requisito este al que están sometidos también sus compañeros de las otras 37 furgonetas.
El alcalde, Manuel Rodríguez, se encontraba en el bar de su propiedad. Allí comentaría a EL PAIS que se prevé una abstención importante. «Muchos dicen que están hartos de votar; además hay gente que votó el Estatuto de 1936 y señalan que después les metieron en la cárcel por galleguistas». Para ayudar a los 2.300 electores con que cuenta este municipio, agrupados en treinta núcleos, a que acudan a las dos mesas electorales que se instalan -una en Seoane y otra en Folgoso-, el Gobierno Civil de la provincia solicitó del alcalde un presupuesto con el fin de facilitar medios de transporte para el día 21. El presupuesto fue fijado en 180.000 pesetas.
Una vez colocada la pancarta en Seoane, la unidad móvil número dieciocho volvió otra vez hacia Quiroga, para cerrar su jornada hacia las seis de la tarde.
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