Polémica en San Fernando de Henares: un "real sitio" concebido como zona industrial
En San Fernando de Henares, un pueblo de apenas 25.000 habitantes, al borde del río Henares, el Ayuntamiento se enfrenta con una asociación de vecinos, la Candelaria, por la declaración del conjunto del pueblo como monumento histórico-artístico. El expediente parece haber entrado ya en su última fase.
El casco antiguo de San Fernando de Henares, fundado como «Real Sitio de San Fernando», es el único «sitio real» creado con un carácter específicamente industrial, para ser poblado por extranjeros y españoles, que ha llegado a nuestros días. A través de un rápido esbozo de sus datos históricos y de sus elementos, quedará claro que estamos ante una obra de arte que reúne un interés histórico profundo, arquitectura y urbanismo de calidad y economía de medios, sintetizando además con armonía elementos de tradición barroca e ideas «ilustradas».Incorporado a la corona en 1746 con el fin de establecer una Real Fábrica de Paños, a manera de sucursal de la de Guadalajara, se traen, de diferentes países europeos, extranjeros expertos en maniobras «textiles», con sus familias, para que ejerzan sus «artes» y enseñen el oficio a los españoles. Se dará también al Real Sitio un carácter agrícola, en un intento de autoabastecimiento de productos de primera necesidad de los pobladores y de la fábrica, organizándose racionalmente el cultivo. Su carácter industrial quedará truncado, a los pocos años de su fundación, a causa de una epidemia de fiebres «tercianas», que provocarán el traslado de la fábrica y la paralización de la construcción del complejo.
En 1766, tras el motín de Esquilache, se decide establecer en el edificio de la fábrica un hospicio, bajo la dirección del «iIustrado» Pablo de Olavide, quien pronto tendrá que marchar a la superintendencia de las «nuevas poblaciones» de sierra Morena, continuando el edificio con el mismo uso hasta 1800. A partir de esta fecha, el Real Sitio empezará su decadencia, hasta que en 1865 pasa a formar parte de las reales posesiones llamadas a desamotizarse.
Arquitectura y urbanismo en San Fernando
El complejo urbanístico del Real Sitio está compuesto por el edificio de la fábrica y por dos plazas, una cuadrada y otra redonda, vinculadas entre sí por una calle, y formadas por las viviendas destinadas a los maestros extranjeros y a los españoles que vinieron a poblar el lugar.El edificio de la Real Fábrica, de planta cerrada y tradicional, presenta la novedad de un patio de enormes dimensiones, amplio espacio abierto que permitía la colocación de los tendederos de paños, y que proveía de la luz necesaria a las tres naves que, cubiertas con amplias bóvedas, recorrían los cuatro lados del edificio; es de destacar este propósito de «funcionalidad» que presenta en planta, y que también inspira la distribución de su espacio interior. Sobre los sótanos, destinados a almacenes, las amplias naves albergaban los telares, prensas y demás instrumentos necesarios para la elaboración de los paños. En el piso alto, las habitaciones destinadas al gobernador del Real Sitio y más tendederos y almacenes.
La organización eminentemente horizontal de la fachada, articulada con un cuerpo central sobresaliente, en el que se concede gran importancia a la molduración y variedad de sus vanos, nos lleva a una tipología arquitectónica y decorativa de la Francia de ese momento y de su más pura tradición clásica.
La plaza cuadrada de la población, de la que forma parte su edificio principal, tiene raíces en la más pura tradición española, en cuanto que es cuadrada y abierta, en la misma línea de nuestras plazas mayores. La novedad en San Fernando es que es una fábrica, no un palacio, ni un ayuntamiento, el edificio que ocupa el puesto principal en ella. Las restantes construcciones que la componen se concibieron como viviendas, de dos plantas, para los operarios, cárcel, cuerpo de guardia, y establecimientos comerciales indispensables. El amplio espacio que ocupa vendría impuesto por las necesidades industriales de la fabricación de los paños.
La plaza redonda, vinculada armoniosamente con la anterior por la calle Real, se proyectó para estar ocupada por ocho manzanas, una de las cuales ocuparía la iglesia de la población, y otra, el Ayuntamiento. Las restantes se destinarían a viviendas, con amplios patios, y de una sola planta. Entre las manzanas irradiaban calles en las diferentes direcciones; la Real atravesaba el espacio de la plaza, prosiguiendo en dirección Este, donde se comenzaron a construir otras dos manzanas de casas. Esta continuidad implica un proyecto más amplio, de prolongación «Iineal», que coloca al urbanismo de San Fernando en el origen de los trazados de sentido longitudinal que se emplearán en las «nuevas poblaciones» de sierra Morena, y que la presencia de Pablo de Olavide en la dirección del hospicio parece confirmar.
Si la plaza cuadrada se puede considerar como la más española y «castiza», de finalidad eminentemente comercial e industrial, esta plaza redonda, centro cívico y religioso, es la más europea y cosmopolita. Su esquema radial nos remonta, a través de nuestros reales sitios, a Versalles y a los teóricos del Renacimiento.
El Real Sitio de San Fernando fue un muy notable experimento de tipo social y económico, llevado a cabo desde la corona y el Estado, conceptos equivalentes en el siglo XVIII, en un deseo de aproximación filantrópica al pueblo a través de las «luces de la razón».
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