Persisten las acusaciones de clandestinidad en las elecciones de la Politécnica de Madrid
La Junta de Gobierno de la Universidad Politécnica de Madrid acordó en una reunión celebrada el pasado viernes que la elección del nuevo rector se realice el próximo día 15 y con arreglo a las normas electorales previstas en sus actuales estatutos.
Dichos estatutos, vigentes desde 1971, no prevén la participación del personal no docente ni de los maestros de taller de laboratorio, y otorgan al alumnado una proporcionalidad del 10% sobre el total del censo, inferior aún a la contemplada en la protestada normativa de las recientes elecciones de la Complutense.La decisión de la Junta de Gobierno de la Politécnica madrileña se adoptó en contra del criterio de los directores de algunas escuelas universitarias, partidarios de la aplicación de unas normas semejantes a las que regulan las elecciones de la Complutense.
El máximo órgano de gobierno de la Universidad Politécnica, por otra parte, ha hecho caso omiso de una petición formal formulada hace unos días por FETE-UGT, sindicato mayoritario en el sector del personal no docente, en el sentido de que debía de paralizarse el actual proceso electoral.
El citado sindicato ha denunciado el carácter «semiclandestino» de este proceso electoral, que se evidencia en el hecho de que todavía el pasado lunes, día 8, no se conocieran aún oficialmente los nombres de posibles candidatos, quienes, por otra parte, al parecer, no tienen ninguna obligación de presentar públicamente sus programas respectivos.
De fuentes universitarias se ha podido saber, sin embargo, que los aspirantes al rectorado son Joaquín Miranda de Onís, Eugenio Andrés Puente y Rafael Portaencasa Baeza, catedráticos de Ingenieros Agrónomos, Ingenieros Industriales y decano-comisario de la facultad de Informática, respectivamente.
A la Universidad Politécnica de Madrid, con una matrícula superior a los 20.000 alumnos e integrada por nueve escuelas técnicas superiores, diez escuelas técnicas universitarias y una facultad de Informática, se le atribuye de forma genérica una tradición netamente conservadora, lo que explicaría el desinterés general ante unas elecciones tan absolutamente alejadas del clima de renovación que ha caracterizado los procesos electorales de las otras universidades madrileñas.
Se interpretan como un dato suficientemente expresivo de esta tradición el hecho de que, al parecer, la Escuela de Arquitectura no tiene derecho a participar en las próximas elecciones, por el hecho de haber constituido una junta de gobierno de carácter democrático al margen de los estatutos generales de la Universidad Politécnica.
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