La viuda de Mao, protagonista del proceso de Pekín
Jiang Qin, viuda de Mao, reapareció ayer en la televisión como estrella del proceso de Pekín, tras dos días de especulaciones motivadas por la falta casi absoluta de noticias sobre la evolución del juicio. En este caso, la acusación estuvo relacionada con la campaña de «persecución» al presidente de la República, Liu Shaoqi, muerto en la cárcel en 1967, y a su mujer. La viuda de Mao admitió haber dicho que era un renegado y un contrarrevolucionario, pero negó otras responsabilidades en el caso. Paralelamente, el tribunal militar continúa juzgando a los generales de Lin Biao por hechos distintos al intento de golpe de Estado y asesinato de Mao.
La televisión ofreció imágenes de Jiang Qin, pero sólo hubo sonido directo en el momento en que se le preguntó si reconocía su voz en una grabación magnetofónica, cuyo contenido hacía referencia a Liu Shaoqi. Jiang Qin contestó que, aunque no oía bien, creía que, en efecto, podía ser su voz. Según testimonios presentados durante la vista, Jiang Qin dijo a los artistas de la Opera de Pekín, en una ocasión, que Liu Shaoqi «merecía diez mil puñaladas por sus traiciones». Otro testigo, presentado como jefe del grupo de investigadores que trabajó en el caso de Liu y de su mujer, afirmó que Jiang Qin le instigó a ser más duro en los interrogatorios, y que como no le satisfizo el informe final realizado al respecto, preparó otro junto con el entonces ministro de Seguridad, Kang Seng.Según el sumario de la fiscalía, Jiang Qin y Kang Seng controlaron directamente a los investigadores del caso del jefe del Estado y de su mujer, «conduciéndoles a que efectuaran un interrogatorio para arrancar declaraciones a base de torturas y falsificar pruebas». Liu murió en circunstancias aún no aclaradas, y su mujer, Wang Guangmei, que vive todavía, asiste estos días al proceso de Pekín.
En cuanto al tribunal militar, la sesión de ayer estuvo dedicada a examinar distintos «crímenes» de los generales Li Zuopeng, comisario político de la Marina, y Wang Wongseng, jefe del Estado Mayor del Ejército. Ambos reconocieron, más o menos, las acusaciones que se les imputan. El primero de ellos calumnió -según la fiscalía- al jefe del Estado Mayor, general Luo Ruiqin, acusándole de traición, inteligencia con el enemigo y «monstruosas maquinaciones sobre la Marina de guerra», cuyo contenido, como de costumbre, se desconoce.
También en el juicio militar de ayer se vieron las acusaciones contra Ye Jianying, que en 1967 era vicepresidente de la comisión militar del partido comunista y hoy es presidente de la Asamblea Popular y «número uno» del Estado, a falta de presidente de la República.
Según la fiscalía, Ye Jianying sufrió la imputación de haber celebrado reuniones conspiradoras para «tramar en secreto un golpe de Estado y usurpar la dirección del partido y del Estado», por medio de una «farsa de investigación» que dirigió Wang Wongseng, hoy en el banquillo. Llama la atención la identidad de términos, entre la acusación que se hace ahora a este último y la que él efectuó, a su vez contra su enemigo de aquella época.
Nueva versión sobre la muerte de Lin Biao
Por otra parte, un diario de Shanghai sorprendió ayer a sus lectores con un informe en torno a las circunstancias en que se estrelló el avión de Lin Biao sobre Mongolia Exterior, el 13 de septiembre de 1971. El informe, que en realidad no aporta grandes novedades, ofrece detalles no revelados durante el juicio, y sostiene la tesis de que el avión se estrelló en un aterrizaje forzoso provocado por la falta de combustible.Según este informe, el aparato, un Trident de fabricación británica, matriculado con el número 256, voló de Pekín a la base de Shanhiguan, en la noche del día 12, para llevar al hijo de Lin Biaoa reunirse con su padre. Al partir de Pekín, el aparato llevaba quince toneladas de combustible, de las que consumió tres. Poco después de medianoche despegó precipitadamente de la base mencionada, sin haber podido repostar, y tras tomar rumbo inicial hacia el Oeste giró hacia el Norte y puso rumbo a la ciudad soviética de Irkustk. Al sobrevolar Mongolia Exterior, y ya con sólo dos toneladas de combustible en sus depósitos, efectuó un aterrizaje forzoso y se estrelló, al perder el equilibrio en la toma de tierra... Después, «se incendió y estalló».
La causa de que el aterrizaje no tuviera éxito pudo deberse, siempre según la fuente citada, a falta de luz -eran casi las tres de la madrugada-, o a que la tripulación estaba incompleta, ya que no llevaba copiloto, navegante ni radio. Junto con Lin Biao murieron su mujer, su hijo, uno de sus más estrechos colaboradores Liu Peifeng-, su chófer, el piloto y tres mecánicos.
La misma versión descarta que se hubiera producido violencia en el aparato antes del aterrizaie. Y quizá para dar a entender que es inútil insistir en este asunto, finaliza diciendo que «sólo las hierbas marchitas de aquel lugar pueden explicar cómo cayeron».
Por lo que se refiere a la marcha general del proceso, un jurista de Pekín declaró ayer que la situación es la siguiente: se ha hecho el enjuiciamiento completo al general Jiang Tengjiao, que se encuentra a la espera de sentencia; ha terminado la investigación sobre Chen Boda, pero en este caso aún no se ha celebrado el «debate judicial» (informes del fiscal, abogado y palabras finales del acusado); y los otros ocho procesados se encuentran todavía en la primera fase, es decir, la de investigación (interrogatorio y pruebas testificales).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.