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El fin de Gierek y el comienzo de la "renovación"

La década política de Gierek ha pasado definitivamente en Polonia, pero no puede decirse que comience la «etapa Kania», entre otras razones porque en los esquemas futuros de la política polaca hay que contar con el factor nuevo de la fuerza sindical independiente; de las relaciones con ella dependerá la carrera de los políticos.Gierek, expulsado del comité central, del Parlamento (Sejm), de la presidencia colegiada del Estado, «responsable personal de los errores del pasado», fue totalmente depurado en la noche del martes y su política enterrada definitivamente con la purga de algunos de sus más directos colaboradores y otros, que aun siéndolo menos, eran personalidades claves del inmovilismo político. Algunos, como el ex primer ministro prosoviético Jaroszewicz, podrían ser juzgados.

Hoy, el PC polaco se debate fundamentalmente entre tres facciones. Kania representaría la línea de una política de entendimiento con los nuevos sindicatos, fuerza política y social incuestionable, pero intentando que con la ayuda de Solidaridad el POUP recuperase la confianza popular perdida y retomar la situación sindical a medio plazo. Esto parece haber recibido el beneplácito de los soviéticos, que le han marcado un plazo que permanece en secreto para llevarlo a la práctica.

Hacia la normalización

Si esta corriente fracasara en las próximas semanas, los dogmáticos que aún persisten en el comité central, aunque hayan sido decapitados -perdieron a líderes significativos como Lukaszewicsz, Szdylak y Werblan y no tienen representante claro en el Buró Político- encontrarían su oportunidad en caso de un deterioro tal de la situación que la intervención soviética resultase necesaria. Entre ellos surgiría el «hombre de la normalización».

En tercer lugar, los «liberales» están divididos en dos corrientes. Una, representada por Olzowski y Grabski, partidaria de llevar a cabo un comunismo de tipo nacional, pero dentro de la más pura ortodoxia de fidelidad a la URSS en materia internacional, que no económica. Fiszbach es el representante claro de criterios más liberales, incluidos ya en la ideología del socialismo democrático.

La alternativa pacífica para el futuro se plantea tan sólo entre la primera y la tercera corriente, ambas partidarias de la «renovación» pero discrepantes en la forma de la misma. De los doce miembros del Buró Político, y cuatro suplentes, Kania tiene una mayoría con apoyos cualitativos importantes, como el del general Moczar, ex jefe de la policía polaca.

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