Los sucesores de Tito, con graves ''problemas"
La federación de seis repúblicas federadas se reúne por primera vez sin Tito para celebrar la fiesta nacional del Día de la República, largo puente que comenzó el 29 de noviembre y termina hoy. Aunque Tito murió cuando empezaba a estallar en Yugoslavia una crisis de estructuras económicas, sus sucesores están logrando capear el primer año de orfandad sin grandes sobresaltos, pero con muchas dificultades. No hay indicios de destitoización, y la insignia con la firma de Tito en metal continúa luciendo sobre las solapas de muchos yugoslavos.
Mientras tanto, la Prensa, se rebela contra un verdadero barroco de obras sobre Tito: Tito y la caza, Tito y el cine, Tito y la agricultura. Cuidadosamente, no es Tito el atacado, los criticados son quienes quieren hacer su agosto editorial a la rémora de una devoción por el neimar (el creador). Al otro lado del juego, los sectores críticos de la nueva izquierda y el solitario de la disidencia de derechas, Milovan Djilas, levantan cabeza.La diferencia mayor que el hombre de la calle nota en su Yugoslavia entre noviembre de 1979 y esta fiesta de la República es la disminución drástica de su poder adquisitivo y la escasez en ciertos artículos de primera necesidad, reflejo de la crisis económica. De ahí a la fácil asociación «con Tito vivíamos mejor» no hay más que un paso, pero no hay culpables.
Tito tenía razones para ser un optimista, como todo hombre de suerte respetado por las adversidades en casi un siglo. Salido con vida de dos guerras mundiales, vencedor de un pulso con Stalin y capaz de mantener al partido comunista al frente de su país, con Truman enfrente, no era hombre dado a tomarse en serio al final de su vida unos números rojos de consumo e inflación en medio de una crisis mundial. «Mirad este progreso y acordaos de lo que éramos antes», era uno de sus argumentos más lapidarios.
Es precisamente ese optimismo de Tito el que les está costando sudores a sus sucesores. Las dificultades económicas obligaron al Comité Central a discutir el día 4 de noviembre sobre las implicaciones políticas de la situación. También en el aspecto internacional la crisis económica tiene sus derivaciones. Si el Mercado Común europeo y los capitales más pragmáticos y menos politizados de Occidente no hacen caso de las advertencias del liberal alemán Genscher (ministro de Asuntos Exteriores de la RFA), principal abogado occidental de Yugoslavia, este país podría encontrarse seriamente vinculado a la Unión Soviética, y al Comecon, en lo económico. Ya en lo que va de año, la URSS ha alcanzado a Alemania Occidental en su papel de primer exportador a Yugoslavia, y desde hace tiempo ostenta el primer puesto en las compras a Yugoslavia. Si se prolonga la guerra Irán-Irak, este último país podría ser desplazado por la Unión Soviética en su actual puesto de primer abastecedor de crudos a Yugoslavia. Ahora la URSS figura en segundo lugar.
También las relaciones Moscú-Belgrado serán menos arduas a partir de la mejora de los nexos entre el aliado soviético que es Bulgaria y Yugoslavia. A juzgar por todos los indicios, el no alineamiento yugoslavo quiere evitar discusiones superfluas y fricciones con los soviéticos. De neutralidad combativa, que gustaba de continuar la escuela de los sonoros «noes» de Tito a Stalin,el postitismo parece haber colocado la sordina y confirmar una neutralidad de hecho, cauta y sin gestos inútiles contra la Unión Soviética.
Inquietud por el éxito de Reagan
En política internacional, los yugoslavos se sienten muy afectados por la muerte política de Carter, un presidente que parecía haber calibrado favorablemente el no alineamiento de Belgrado, fiándose de una sinceridad que los yugoslavos avalan con treinta años de práctica de hecho. Ahora, en cambio, Reagan podría pedir definiciones, blancos y negros. Un excesivo entendimiento Moscú-Washington sobre quién es quién y una revisón de las esferas de influencia no convendría a los yugoslavos. Ya un comentarista yugoslavo de radio señalaba sus reservas cara al hecho de que Yugoslavia fuera citada en el programa electoral de Reagan en el contexto de las relaciones Este-Oeste.Además de la institución prooccidental de Milovan Djilas, de protagonismo mínimo en el interior del país, el postitismo registra un reavivarse de un foco contestatario, el de la nueva izquierda y los marxistas del grupo Praxis.
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