Solidaridad ataca frontalmente al aparato represivo polaco y amenaza con una huelga general
Convocadas por la confederación sindical Solidaridad, Polonia está viviendo sus primeras huelgas políticas, destinadas a sentar en el banquillo de los acusados a los cuerpos represivos. Si bien en un principio tuvieron por objetivo solicitar la liberación del impresor Jan Narozniak, los paros y la amenaza de huelga general lanzada ayer por Mazowsze (rama varsoviana de Solidaridad) tienen miras mucho más amplias.Concretamente, según anunció ayer en conferencia de Prensa el presidente de Mazowsze, Zbigniew Bujak, el Gobierno polaco habrá de enfrentarse a estas cuatro nuevas reivindicaciones extralaborales:
1. Creación de una comisión parlamentaria para analizar las actividades del ministerio fiscal, de la policía y de las fuerzas de seguridad.
2. Apertura de una investigación para establecer las responsabilidades de los sangrientos sucesos de Gdansk y Szczecin en 1970, y de las actuaciones policiales contra los huelguistas de U:7sus y Radom en 1976.
3. Reducción del presupuesto de la milicia (policía) y de la policía política.
4. Liberación de todos los detenidos por razones políticas.
Hoy tendrá lugar una reunión de delegados de 2.090 empresas de la región de Varsovia, en la fábrica de tractores de Ursus, donde se vienen desarrollando desde el lunes paros simbólicos en protesta por la detención del impresor Narozniak colaborador de Mazowsze, al que se le acusa de «divulgar secretos de Estado». Tales «secretos» estaban contenidos en una circular del fiscal general, Lucjan Czubinski, en la que se pasaba revista, a posible represalias contra aquellos que supuestamente desarrollasen actividades antisocialislas.
Ante un auditorio estupefacto, el presidente de Mazowsze anunció ayer, con una ligera sonrisa, que había sido convocado para presentarse en el ministerio fiscal a la misma hora en que tenía prevista la celebración de la conferencia de Prensa.
Mientras tanto, en Gdansk, una delegación del ministerio fiscal se reunió con «expertos jurídicos» de Solidaridad para tratar el tema del impresor detenido el pasado día 21, sobre el que pueden recaer hasta cinco años de prisión.
El enfrentamiento entre los sindicatos v el ministerio fiscal puede provocar, a su vez, una prueba de fuerza entre el equipo de Stanislaw Kania y el aparato represivo polaco. Mientras tanto, la tensión vuelve a crecer en el país y las críticas orquestadas desde el Politburó del partido comunista soviético -con la colaboración de los medios de comunicación gubernamentales de Alemania Oriental y Checoslovaquia- se ceban en la figura del principal responsable de Solidaridad, Lech Walessa, al que llegan incluso a acusar de tener «lazos de solidaridad» con los fascistas.
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