El presidente portugués aprovecha electoralmente el 25 de noviembre

El presidente portugués, Ramalho Eanes, presidió ayer las conmemoraciones oficiales del quinto aniversario de la sublevación militar del 25 de noviembre de 1975, que puso fin al predominio de la izquierda radical militar en la revolución portuguesa.En el discurso pronunciado en la base aérea de Cortegaga, en el norte de Portugal, Eanes reafirmó la obediencia de las fuerzas armadas portuguesas al poder civil salido del sufragio popular: «Los militares respetan y respetarán la voluntad popular, cualquiera que sea, siempre que ésta se exprese democráticamente por el sufragio universal afirmó Eanes en el discurso.

Los primeros días de la campaña oficial para las elecciones presidenciales de diciembre han venido a confirmar lo que se sospechaba. y que los sondeos, en su imperfección, venían apuntando; es decir, la batalla reñida entre Eanes, titular del cargo, y Soares Carneiro, el candidato de la coalición gubernamental.

Lanzando todo su peso en la balanza, los dirigentes de Alianza Democrática, y en particular el primer ministro, Sa Carneiro, entienden hacer de la elección de Soares Carneiro el remate de su victoria electoral de octubre. El lema es no perder un solo voto de los conseguidos entonces, para intentar así colocar a Soares Carneiro en el palacio de Belem a la primera vuelta.

El general Eanes, que no parece haber sufrido políticamente del, abandono del secretario general del Partido Socialista, Mario Soares, se esfuerza en conservar el capital de simpatía con que cuenta, incluso entre el electorado conservador del norte y del centro del país. Eanes está convencido de que la izquierda acabará por votarle como un «mal menor».

Significativamente, el itinerario electoral de los dos principales rivales es coincidente. Eanes visita el Norte y el Noreste sobre las pisadas de Soares Carneiro. Los mítines, las reuniones públicas y los simples contactos con las poblaciones confirman, de momento, una situación de «casi empate». La mayor parte de los observadores coincide en que la victoria dependerá, en última instancia, de la disciplina de voto que los estados mayores de Alianza Democrática consigan imponer a la parte de su electorado, que no esconde su simpatía por el actual presidente.