El Gobierno no se ha dado cuenta de los argumentos políticos de ETA, según el PNV

En opinión del Partido Nacionalista Vasco (PNV), «el Gobierno de Madrid no se ha percatado todavía de que una cosa es ETA y sus comandos, y otra la masa de gente que apoya los planteamientos en los que ETA basa su actividad terrorista». En ese sentido, el Gobierno «no es consciente todavía de que el argumento fundamental que tanto ETA como su entorno político presentan al pueblo es el de que por la vía política nunca se conseguirá una autonomía real, porque Madrid sólo entiende la vía de la fuerza».

Ambas consideraciones abren la argumentación con la que mediante un extenso comunicado difundido ayer, el consejo nacional del PNV sale al paso de la nota elaborada el viernes por el Consejo de Ministros.La respuesta nacionalista se inicia reiterando «una vez más el repudio por parte del PNV al uso de la violencia y del terror en todas sus manifestaciones, así como su absoluta decisión de trabajar con todos los medios a su alcance por conseguir la pacificación de Euskadi, sin someter este empeño a condición alguna». Por ello mismo se felicita el PNV de que el Gobierno central «comparta nuestro criterio de que nadie puede sentirse cargado de razón para matar».

Sin embargo, la afirmación de la nota del Gobierno según la cual la puesta en funcionamiento del Estatuto, los conciertos o la situación económica «no tienen nada que ver con los razonamientos políticos con que los citados grupos intentan justificar su injustificable actitud, que el PNV nunca ha compartido, constituye, en el mejor de los casos, una grave ceguera política».

Por otra parte, si es cierto que el Estatuto está legalmente, como dice la nota del Gobierno, «en pleno vigor», es «completa mente falso que el desarrollo del Estatuto se esté llevando a cabo con la máxima celeridad». Porque, aunque la portavoz gubernamental asegure que «la forma de conseguir la pacificación del País Vasco es la autonomía», han pasado «ocho meses desde la constitución del Gobierno vasco sin que este pueda abordar siquiera alguno de los problemas fundamenta les de Euskadi, sin que se gobierne ni se le deje gobernar, viéndose reducido a un papel de mero gestor».

Por ello, si al Gobierno vasco «se le impide, deliberadamente o no, ejercer la responsabilidad que el pueblo le ha otorgado, no vacilará, en su caso, en denunciar tal situación y en tomar las medidas que, de acuerdo con su pueblo, considere justas, para replantear nuevos cauces de actuación, abandonando los actuales».