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España reitera en la CSCE la condena de la invasión de Afganistán

España volvió a condenar ayer, en términos duros, la invasión soviética de Afganistán, y resaltó ante los 35 Estados miembros de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) la necesidad de fijar las «reglas del juego», de definir la naturaleza y el alcance de la distensión.El embajador Javier Rupérez, jefe de la delegación española, dijo que la paz no puede construirse a base de claudicaciones o abandonismos, y que la distensión no puede ser instrumento que, con el fin único de evitar la guerra, conduzca a la paz de los sepulcros.

«La invasión militar soviética de Afganistán», añadió Rupérez, «constituye un olvido grave de las mismas reglas en que supuestamente se basaba la distensión y una transgresión del texto y del ánimo del Acta Final de Helsinki». Para el jefe de la delegación española en la CSCE, «el mundo no puede ser el mismo después de Afganistán, ni la distensión puede considerarse sana y salva después de la aventura, ni la CSCE, que al fin y al cabo constituye un termómetro de situaciones ajenas exteriores a ella misma, puede celebrarse como si nada hubiera pasado».

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Javier Rupérez insiste en la Conferencia de Madrid sobre la indivisibilidad de la distensión

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«La distensión tiene que estar basada en reglas evidentes», añadió el embajador Rupérez, que enumeró las siguientes: «No puede ser utilizada la distensión. para cambiar un sistema político; no puede constituir un medio de socavar las defensas del adversario, y el progreso de la distensión tiene al mismo tiempo que fundamentarse sobre una interpretación homogénea de principios ,válidos tanto en el Este como en el Oeste. La distensión es en la geografía y en la sustancia. indivisible y no selectiva».

El discurso del jefe de la delegación española desarrolló los conceptos sobre una nueva definición de la distensión expresa dos en anteriores discursos por el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, y por el ministro de Asuntos Exteriores, José Pedro Pérez-Llorca. Desde el principio de la reunión preparatoria de la CSCE, España ha estado resaltando esa necesidad de definir la detente para hacerla más eficaz, y Rupérez dijo ayer a los delegados presentes en la Conferencia de Madrid que hay que hablar «todos de peras o todos de manzanas, pero no llamemos a engaño a los demás tomando a las manzanas por peras y a las peras por manzanas».

Citó Rupérez la moción aprobada en el Congreso a propuesta del PSOE, en laque se condenó la invasión soviética de Afganistán, y criticó la disyuntiva planteada el día anterior por el delegado soviético en :re distensión o guerra. «La alternativa a la guerra», dijo el delegado español, « no es la distensión, sino la paz», y la invasión de Afganistán no puede considerarse como un acto de paz, ni como una contribución a la distensión, sino como un acto de fuerza que, no por acaecer fuera de nuestro continente amenaza menos el equilibrio de la seguridad europea.

Conferencia soviética

En una conferencia de Prensa celebrada anoche, el viceministro de la URSS Leónidas Ilichev, jefe de la delegación soviética en la Conferencia de Madrid, rechazó las acusaciones occidentales sobre Afganistán, y dijo que Estados Unidos, Pakistán y China deben cesar -n su ayuda a los «subversivos» de Afganistán, a quienes entrenan y envían armamento.

El cambie decisivo en la situación internacional, añadió el viceministro soviético, no ha sido Afganistán, sino la conferencia de la OTAN celebrada en Washington en mayo de 1978, donde se aprobó un importante incremento de los presupuestos militares occidentales. Negó Ilichev la existencia de la llamada «amenaza soviética, y dijo que no debe buscarse «una bomba en un huevo».

Los soviéticos, al igual que el delegado polaco, en una intervención efectuada ayer por la tarde, criticaron las «filtraciones» de lo que se discute en las sesiones de trabajo de la CSCE a los medios informativos. Un funcionario soviético está «investigando» este asunto, al parecer. Pero delegaciones occidentales manifestaron anoche su intención de seguir informando a los periodistas de lo que ocurre en el interior de la sala de reuniones.

El español Federico Mayor Zaragoza, director general adjunto de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), intervino ayer, en una sesión plenaria pública de la conferencia, con un discurso fundamentalmente expositivo de los trabajos de la organización internacional.

Zaragoza criticó duramente la detención de un alto funcionario de la Unesco en un país del Este, que ha sido condenado a tres años de cárcel, en «violación de la inmunidad conferida a todos los funcionarios» de la Unesco por los países miembros. Fuentes diplomáticas identificaron después el país como la República Democrática Alemana (RDA) y al funcionario de la Unesco allí encarcelado como Percy Stutz.

Una decena de países hicieron uso de la palabra ayer, pero el turno de oradores quedó pendiente de continuación para la sesión de hoy. Hablaron las dos Alemanias, Yugoslavia, Turquía, Francia (que condenó la invasión de Afganistán), Finlandia, No ruega, Unión Soviética, Polonia (que se alineó con la URSS incluso más estrechamente que en el discurso de la semana pasada) y España. Occidentales y orientales continuaron su diálogo de sordos, con acusaciones mutuas de in cumplimiento del Acta Final de Helsinki, peticiones de una conferencia de desarme y Afganistán y derechos humanos como palabras «calientes».

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