La memoria y la imaginación de M. A. Gómez Martínez

Salvo el concierto central, Miquel Angel Gómez Martínez ha repetido con la orquesta de RTVE el programa que ejecutaron este verano en el Festival de Santander. Sonaron en Madrid los bien escritos y orquestados pentagramas de la Suite montañesa, de Arturo Duo-Vital (que Argenta dirigiera en los años cincuenta), dirigidos por Gómez Martínez de memoria y con total dominio e imaginación colorista.También la Sinfonía en re, de César Franck -que admiraba el mismo Debussy por sus innumerables bellezas-, nos llegó, como en la plaza Porticada, en versión nerviosa, viva de conceptos y de tempi, elocuente y explosiva.

El centro del programa lo ocupaba el Concierto primero, de Bartok, que el solista, Malcolm Frager, tocó con papel, en tanto el director lo llevaba de memoria. Dato que subraya la capacidad de Miguel Angel Gómez Martínez, pero no desmerece la de tan soberbio pianista como es Frager cuya carrera a partir de su Premio Elisabeth de Bélgica, de 1959 ha sido fulgurante. Como lo fue su interpretación del menos tocado entre los conciertos bartokianos, sólo posible desde un dominio ante el cual el uso de partitura no pasa de su mera prevención.

Obra del segundo estilo de Bartok, tan vecina a El mandarín maravilloso como a ciertas formulaciones strawinskyanas, en la que alterna un planismo expresivo y atmosférico con otro fuertemente percusivo, estrechamente impostado en la orquesta, con percusiones muy enriquecidas y arraigado a un nacionalismo de carácter.

Frager, en su rutilante traducción, tuvo en los sinfónicos radiotelevisivos y en Miguel Angel Gómez espléndidos colaboradores.