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45 días de secuestro

Pedro Abréu, de 47 años, hombre de negocios cubano afincado en España desde antiguo, que alterna períodos de residencia en Barcelona y Orio (Guipúzcoa), fue secuestrado en esta última localidad durante la madrugada del lunes 22 de septiembre por cinco personas encapuchadas y armadas que se introdujeron en la villa Uriberri a media noche, aprovechando que un familiar estaba en el jardín dando de comer a los perros. Dos de los secuestradores se llevaron a Abréu en un automóvil del suegro de éste, cinco horas después. Los otros tres permanecieron en la vivienda hasta las siete. Antes de marcharse cortaron el hilo telefónico y ordenaron a la esposa de su rehén, Goretti Amilibia, y a sus padres que no avisaran a la policía hasta pasadas tres horas.El miércoles 23 de septiembre, la organización ETA Político-militar, de la que se sospechaba como autora del secuestro, reconoció su responsabilidad en una llamada telefónica a la redacción del diario Deia, en Bilbao. Otra llamada posterior a Radio Popular desmintió el contenido de la primera. En ninguno de los dos casos la comunicación se produjo mediante un texto escrito y sellado, condiciones ambas que habían señalado semanas antes los poli-milis para dar credibilidad a sus declaraciones.

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Fuentes policiales han mantenido durante todo este tiempo un silencio impenetrable. La única detención que se produjo relacionada con el caso fue la de María Lourdes Indo, prima, por parte de la madre, de la esposa de Abréu y militante de Euskadiko Ezkerra. Indo fue conducida a la comisaría de San Sebastián el día siguiente al del secuestro, y puesta en libertad tras un interrogatorio.

Durante los 45 días que ha durado su cautiverio, Pedro Abréu ha podido dirigirse sólo una vez a sus familiares, mediante una carta remitida por correo desde Irún y recibida el 6 de octubre. En la misiva, Abréu señalaba que se encontraba bien de salud, recibía buen trato y echaba en falta a sus seres queridos. Dos palabras de la carta, manuscrita, habían sido recortadas.

Desde que se conoció la noticia del secuestro, las reacciones de condena proliferaron en medios deportivos relacionados con el remo -a cuyo desarrollo en Euskadi y Cataluña Abréu contribuyó con fuertes ayudas económicas-, y en la localidad de Orio, donde se celebraron dos manifestaciones para pedir su libertad; la última, el domingo 19 de octubre, congregó a más de un millar de personas.

Desde el primer momento, las circunstancias del secuestro de Pedro Abréu se identificaron con las que habían rodeado un episodio similar, del que fue víctima el catalán Jesús Serra, liberado en julio, después de 65 días de cautiverio y de que se hubiera abonado una fuerte suma de dinero a ETA Político-militar, que, sin embargo, nunca se reconoció responsable.

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