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Tribuna
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Televisión manipula las encuestas deportivas

No volveré a hablar para los programas deportivos de Televisión Española, como no sea delante de mi ahogado. No volveré a prestarme a la declarada manipulación que de los temas hacen algunos responsables de los espacios deportivos de la tele madrileña. Los dueños de las tijeras deportivas deberían pasar por un cursillo de reciclaje. Lo menos que se les puede pedir es que sepan respetar las opiniones de los demás. Sobre todo, cuando los demás estamos en nuestra casa y vienen a buscarnos la lengua.

Esta vez no ha lugar a darle el cante a Ezcurra. Esta vez los altos dirigentes de Televisión Española no han metido baza en el asunto. La cosa va por esos chicos de lealtades inquebrantables al alto mando. No he querido averiguar quién fue el responsable del desaguisado. A lo mejor ni le conozco. Y si es así, mucho mejor. La historia es simple y tiene que ver con la cuestión de la huele a de los futbolistas.Para el programa deportivo de la sobremesa del pasado jueves se preparó una encuesta a base de tres preguntas sobre el tema. La última de ellas, más o menos, ésta: ¿cree usted que el público está debidamente informado sobre este tema? Mi respuesta, más o menos, fue la siguiente: «Creo que no, porque Televisión Española, que es el medio de mayor alcance nacional, ha manipulado el tema y ha presentado una visión parcial. Afortunadamente, ahora parece dispuesta a ofrecer una visión más aséptica de la cuestión». Acusé a Televisión de aquella vergonzante actitud que mostró cuando la primera huelga, en la que vino a decir que era un, paro de millonarios. Nunca dijo Televisión que quienes efectivamente ganan millones se habían solidarizado con los menos afortunados, con aquellos a los que los clubes pretenden despedir sin previo pago de los honorarios. Nunca dijo Televisión que había razones de peso para plantear el conflicto. Por ejemplo, porque existían sentencias en el Supremo que entendían como relación laboral la existente entre jugadores y clubes, porque no estaban acogidos a la Seguridad Social y se encontraban maniatados por un llamado derecho de retención, que lo era de pernada.

A aquella campaña me referí y a la buena disposición actual, como lo demostraba el hecho de haber llevado ante las cámaras a Pablo Porta y Cabrera Bazán juntos. Pero quien tenía la responsabilidad de montar el programa no pudo soportar que se le recordara aquel pasado, tan oscuro como el reinado de Witiza. Según me han contado, hubo alguien con la suficiente sensatez para pedir que si se cortaba esa respuesta se hiciera lo propio con las de los demás. Así que nos dejaron a medias en nuestras opiniones. Televisión, que es tan propensa a enviar-notas a los periódicos para echar su cuarto a espadas sobre cualquier información que no le place, no soporta la mínima crítica en su propio micrófono. Como tampoco, que yo sepa, ha sido capaz de rectificar aquella interesada actitud que mostró cuando televisó el Madrid-Honved. Televisión exige reparaciones, pero nunca las concede a nadie. Y hoy tendremos de nuevo partido televisado. Esta vez nos llegarán las imágenes desde Budapest. Protagonista será el Madrid, que para eso es el único club que tiene buenas relaciones con Prado del Rey. Para el equipo de Chamartín, la función de esta tarde es trascendental. Una prematura despedida de la Copa de Europa pondría las cosas difíciles para Boskov. También a él se le hablaría de lo del turrón navideño. No va a ser Kubala el único en recibir caramelos envenenados.

El otoño caliente que padecemos podría traernos un gélido invierno. Un Madrid que no se encuentra a sí mismo es un Madrid desconocido. Y hay, mucha gente que está esperando la ocasión para armarla por lo fino. A De Carlos todavía no le ha puesto el público los gritos en el palco. Habría que ver la capacidad de aguante del presidente madridista. Antes era costumbre de la casa no dar de baja a los entrenadores. Era el sello de distinción. Si las cosas fueran a peor tengo la impresión de que dominaría la serenidad. Casi seguro.

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