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El deficit público está al borde de los límites soportables, a juicio del ministro de Economía

El comportamiento del sector público y la reforma del sistema financiero fueron los dos temas que más profuso tratamiento tuvieron durante la sesión informativa del ministro de Economía y Comercio, señor García Diez, con la comisión correspondiente del Congreso de los Diputados, el pasado miércoles.

«Estamos muy cerca de los límites soportables del déficit público en términos de apelación al Banco de España», dijo el ministro en el curso de su exposición previa. A su juicio, el déficit público se está moviendo muy rápidamente y creciendo de forma espectacular, lo que plantea el problema de la adaptación del sistema financiero a los requerimientos crecientes del Tesoro.El objetivo del Gobierno de instrumentar planes de inversión a tres años mediante una planificación del comportamiento del sector público a medio plazo va a chocar, a su juicio, con limitaciones de carácter financiero, pues «la inversión pública no podrá dar un salto tan grande en 1982 y en 1983 como lo ha dado en 1981», ejercicio en el que las inversiones que contempla el presupuesto superan a las de este año en un 31,1%. Las autoridades económicas confían en que la inversión privada tomará el relevo para esas fechas, una vez se hayan flexibilizado los mecanismos que aún muestran grados de rigidez importantes, como el financiero como el de los precios.

Las limitaciones

Los límites con los que se va a encontrar la inversión pública durante los próximos años, según García Díez, son de dos tipos. El primero se refiere «a la propia limitación de la maquinaria administrativa» para encontrar proyectos adecuados y viables. El segundo obstáculo es el relativo al déficit de las operaciones del Estado y del sector público en general.En esta última materia, el señor García Diez se mostró partidario de cumplir con el mayor rigor posible lo establecido en los Presupuestos del Estado, con objeto de que las desviaciones entre la liquidación del Presupuesto y las previsiones iniciales aprobadas por ley sean lo menores posibles.

Sin embargo, el mantenimiento y el contra del déficit dentro de unos límites razonables parece va a ser difícil. A su juicio, «el crédito oficial será incapaz de atender en los próximos años todas las demandas de crédito que presionan sobre estas instituciones, y por ello el desbordamiento del déficit tendrá en esta materia una fuente adicional de problemas».

En cuanto a las consecuencias del déficit, el señor García Díez se refirió a dos repercusiones no deseables como son el estrangulamiento que este déficit produce en la financiación adecuada del sector privado y la dificultad de continuar indefinidamente incrementando el tamaño de dicho déficit «que ha alcanzado ya límites intolerables», que plantean serias dificultades a posibles expansiones futuras de la inversión pública. En este sentido, el titular de Economía se mostró partidario prioritariamente de mejorar la eficacia del sector público antes que proceder a incrementos desproporcionados de su tamaño.

La inversión territorial

En este punto, el diputado socialista Barón planteó al ministro sus dudas sobre la capacidad de la inversión pública, que, a su juicio, no estaría actuando a tope. Como intento de demostrarlo, señaló el papel creciente que pueden desarrollar los entes territoriales y las haciendas municipales en materia de inversiones, entes que, en su opinión, «están deseando lanzarse a invertir», aunque no cuentan con los, recursos necesarios para ello.Un tema en el que los entes locales podrían tener un papel importante sería el de la vivienda, que podría incluso aprovecharse para realizar una adecuada territorialización de las inversiones, a juicio del señor Barón.

Los socialistas, por boca del señor Barón, expresaron también su preocupación por el escaso grado de cumplimiento del Presupuesto, que, a su juicio, ni se cumple ni puede ser controlado adecuadamente, ya que en algunos casos ni el propio Gobierno sabe en qué se gasta el dinero. «Al paso que vamos, corremos el peligro de estar discutiendo dentro de un año, a, estas alturas, si el déficit será mayor o menor que el billón de pesetas. Hay una inseguridad total sobre la ejecución de los Presupuestos del Estado», manifestó el señor Barón.

El señor García Díez insistió durante el turno de respuestas a las preguntas que no cabe un mayor déficit público, como había sugerido algún diputado a lo iargo de las exposiciones de los partidos políticos, ya que una ampliación del déficit implicaría abandonar los objetivos de crecimiento monetario, que para el año próximo cifró en un 16% para las disponibilidades líquidas. «Si rebasarnos», dijo el ministro, «los límites del crecimiento monetario, esto implicaría abandonar la lucha contra la inflación, a lo que no está dispuesto el Gobierno».

Sobre la sugerencia del diputado socialista señor Barón respecto a la territorialidad de las inversiones en materia de vivienda, el señor García Díez expresó sus dudas, ya que, dijo, «la demanda de este sector se encuentra muy concentrada en zonas que han experimentado un fuerte desarrollo urbanístico, y hay una desigualdad territorial de la demanda que hace difícil aprovechar el relanzamiento de este sector para corregir desequilibrios regionales».

Objetivos monetarios

Los objetivos monetarios y la marcha de este sector durante el año 1980 no ocupó demasiado espacio en las intervenciones de los diputados a lo largo de la sesión informativa. El ministro se limitó a señalar que este año se están logrando los objetivos propuestos, aunque tales objetivos son desconocidos tanto por la opinión pública como por los agentes económicos, lo que hace difícil comprobar el grado de cumplimiento al que se refirió el ministro durante su intervención.No obstante, el señor García Díez manifestó que este año podría cerrarse con un aumento de la cantidad de dinero del orden del 17,5 % o incluso algo superior. La distribución de los diversos componentes del crecimiento monetario permitiría un aumento algo superior de la financiación al sector privado, que podría alcanzar una tasa anual de crecimiento del orden del 18,5% al 19%, «lo que quiere decir que la financiación en términos reales que está recibiendo el sector privado está creciendo a un ritmo del orden del 4% o 5% este año. No hay, por tanto, racionamiento del crédito», aseguró el señor Garcia Díez.

Para el año 1981, el Ministerio de Economía pretende fijar una senda de crecimiento de las disponibilidades líquidas en torno al 16% (la previsión del incremento del PIB es de un 2,5%, y la de inflación, de un 13,5%, objetivos quizá algo optimistas), reservando un 18% para la expansión del crédito al sector privado. Si esta tasa se consigue y se cumple el objetivo de inflación, el crecimiento de la financiación hacia el sector privado en términos reales crecerá entre el 4% y el 5%, es decir, igual que este año.

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