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PRENSA

Problemas económicos y de control estatal pueden paralizar la Prensa portuguesa

Las relaciones entre el Gobierno y los profesionales portugueses de la información pasan por momentos de grandes tensiones y los periodistas podrían observar en la primera semana de noviembre una huelga de cuatro días que puede dejar el país sin noticias.

El problema más inmediato y agudo es el de la negociación del convenio colectivo de los periodistas, que ya motivó una huelga de 48 horas, seguida por cerca del 85% de los miembros del sindicato único autónomo.Las negociaciones siguen bloqueadas por la intransigencia de la patronal en aceptar discutir aumentos superiores globalmente al 20% de la actual masa salarial. El Gobierno, parte en el conflicto y patrón de varios diarios, de la radio y de la televisión, comparte la intransigencia patronal, al tiempo que trata de no romper definitivamente con el sindicato, convocando y desconvocando de día en día nuevas reuniones de conciliación.

La dirección del sindicato ha marcado la primera semana de noviembre como último plazo y nombrado ya una comisión nacional de huelga. Esta ha llegado a un acuerdo con lo; sindicatos de tipógrafos y otros gráficos, que han presentado un preaviso de huelga coincidente con el de los periodistas. Se trata de evitar, como sucedió anteriormente, que en algunos periódicos un puñado de no huelguistas «consiga hacer salir una edición cantra la voluntad de la mayoría de la redacción.

Control gubernamental

Pero el malestar y la agitación que se registran en el sector de la información no se deben exclusiva ni principalmente al aspecto económico de las relaciones laborales.Hace meses que los periodistas portugueses vienen denunciando el creciente control gubernamental sobre la información, en la radio, televisión y Prensa. En este último sector no se trata tan sólo de la Prensa estatal, hoy reducida a menos de la mitad de los títulos que la integraban en 1978, sino también de la Prensa privada; ésta, además de ser ideológicamente próxima a Alianza Democrática, es también susceptible de presiones directas del poder, en razón de su endeudamiento creciente en relación a la banca estatal,

La reciente suspensión de todos los servicios informativos de la segunda cadena de la televisión para una reestructuración que implicara la prevista sustitución de la mayor parte de los profesionales que elaboraban estos servicios ha hecho juntarse al coro de las protestas voces hasta ahora favorables al Gobierno, como la de Sousa Tavares, diputado de Alianza Democrática y director del diario estatalizado A Capital. En un editorial de su periódico y en el Diario de Lucha, editado por los periodistas de Información 2, Sousa Tavares lamenta una política de información que parece votada a favorecer el servilismo y la parcialidad.

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