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Debate gris entre dos candidatos grises

Posiblemente, por primera vez en la historia de la televisión norteamericana, entre 105 y 120 millones de telespectadores, según índices de audiencia facilitados por las cadenas de televisión, vieron durante hora y media un programa en directo, sin la tradicional interrupción de anuncios publicitarios.Naturalmente, se trataba del debate Carter-Reagan, destinado, en principio, a definir frente al telespectador-elector cuál era el personaje con mejor «imagen».

En realidad, la televisión «sacrificó» la sacrosanta publicidad porque el «producto» a vender era el futuro presidente de Estados Unidos. ¿Pasó el mensaje? ¿Convenció al elector-consumidor?,

Los dos candidatos aparecieron ante las cámaras con casi idénticos trajes de color azul marino, impecable camisa blanca y corbata azul con topos blancos, para Reagan; azul con franja blanca y roja (colores nacionales norteamericanos), para Carter.

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Anderson.
Esposas en campaña.

De pie, ante dos pupitres idénticos al de la Casa Blanca, pero esta vez sin el escudo nacional y sin las letras de «president of United States of America» para Jimmy Carter, los dos políticos intentaron, ante todo, evitar cualquier «metedura de pata», capaz de costarles los millones de votos indecisos que determinarán definitivamente la elección del próximo 4 de noviembre.

El debate, como los personajes, fue gris y sin demasiado entusiasmo. Nada que ver con un verdadero debate televisado al estilo de las campañas electorales europeas, cuando los adversarios se interpelan directamente y sacan los «trapos sucios» a relucir con humor, sarcasmo o malicia.

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El ambiente fue muy académico, con las mismas preguntas para cada uno, debidamente coordinadas por los seis periodistas que «interrogaban»

Sólo corteses réplicas, cuando se les daba la palabra, para en el fondo «vender su doctrina».

El primer sondeo, en «catiente», realizado por la cadena de televisión ABC «sin base científica», según propias palabras de sus presentadores, dio un importante margen de victoria para Reagan.

A nivel más científico, la agencia de Prensa Associated Press interrogó a 1.062 electores el día antes del debate, con el siguiente resultado: Reagan, 43%; Carter, 33%; Anderson, 8%; indecisos, 15%. Inmediatamente después del debate en la noche del martes en Cleveland (madrugada del miércoles en Madrid), consultaron otra vez con los mismos electores: Reagan, 49%; Carter, 39%; Anderson, 6% (no fue invitado a participar en el debate), e indecisos, 6%. Total, seis puntos ganados para cada uno, lo que demuestra que no hubo «vencedor».

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