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Polémico montaje de "Bodas de sangre" en el Festival de Teatro de Sitges

Tres montajes de la compañía de Teatro Estudio de La Habana, el espectáculo de Mimo en la calle del peruano Mario Valdez, y la versión feminista del drama de María Estuardo acapararon la atención del público en Ias primeras jornadas del Festival Internacional de Teatro de Sitges, iniciado el pasado fin de semana.El travieso Jimmy, de Carlos Felipe; Contigo pan y cebolla, de Héctor Quintero, y Bodas de sangre, de Federico García Lorca, fueron las obras presentadas por la compañía cubana. Las dos primeras fueron recibidas por el público sin excesivo entusiasmo.

Por el contrario, la tragedia lorquiana de Bodas de sangre, despertó muy variadas reacciones. La temátíca de la obra es conocida: dos familias comprometen a sus respectivos vástagos en matrimonio. El antiguo novio de la hija pertenece a la familia de los que mataron al padre y a un hermano del novio. El día de la boda el antíguo novio huirá con la hija. Serán perseguidos y finalmente los dos hombres morirán en la pelea.

De entrada, hay que resaltar que el montaje es presentado por los cubanos con un pequeño, y gratuíto prólogo dialogado en el que los personajes hacen un panegírico del sístema socialista y de Ia necesidad del compromiso social. A medida que avanza la obra, el acento cubano en el recitado, y el vestuario de algunos de los personajes -mezcla de andaluces, castellanos viejos con aires religiosos- confunden al espectador, acostumbrado a la interpretación clásica de la obra de Lorca.

La desorientación llega a su cumbre en el cuadro final, propio y comparable a algunas de las más folklóricas representaciones de lo que durante muchos años fue el teatro «protegido» por la Administración.

El Lorca de"los cubanos cosechó durante casi quince minutos los aplausos de la mitad del público. La otra mitad prefirió salir corriendo hacia la cola del montaje siguiente.

Mimo y teatro feminista

Cada día, mañana y tarde, el peruano Mario Valdez, congrega a varios centenares de personas en el lugar denomitiado Dalt de la vila, un céntrico y concurrido crtice de Sltges. Por espacio de una hora, el lugar se convierte en escenario de su número de mimo. Mario Valdez explica primero su espectáculo, se maquilla ante el público y actúa. Su objetivo es la gente que pasa por el lugar. Juega con los transeúntes, los imita y les hace entrar en el juego, proponiéndoles, a veces, la interpretación de algún sketch. Su mimo no es narrativo ni burlesco, no molesta a nadie: «Yo me convierto en público», dice, «y el público se transforma en actor. Jugamos juntos. El actor debe estar siempre preparado a responder a las reacciones de la concurrencia».Mario Valdez actúa en la calle desde 1973. En 1974 se trasladó a Francia y ha particípado en los festívales de Nancy, Manízales y Avignon. En 1977 organizó el Primer Festival Internacional de Mimo, en Brunoy.

«El público», manifestó a este diario, «sólo conoce un estilo de mimo, el clásico. Yo muestro todas las variantes del mimo, desde el estético al lírico. Mi método me ha llevado hasta el público más olvidado: las prisiones, los orfelinatos, los hospitales psiquiátricos, centros de rehabilitación ... »

Otra de las obras que había despertado expectación fue María Estuardo, montada sobre la base de un texto de la feminísta ítalíana Dacia Maraini, por el Colletivo Isabella Morra. La obra congregó en el teatro Prado a una notable representación del partido feminista.

El texto de Dacia Maraini es una visión feminista de la historia de Isabel de Inglaterra y su prima María Estuardo. Los hechos históricos -privados.y públicosentre las dos reinas son Presentados aquí como una proyección de sus deseos, enfrentados en nombre de un mundo exterior que las quiere inmóviles, puras, fuertes, y al mismo tiempo disponibles y débiles. Son dos mujeres que ejercen un poder que impide la solidaridad y el afecto que en otras circunstancias quizá se hubieran demostrado. Esta contradicción llevará a Isabel de In glaterra a poner la cabeza de su prima en manos del verdugo.

En otro orden de cosas, es de señalar la buena acogida dispensada al montaje de Damia Barbany y Santiago Sans La blancarosa sirena de la mar blava, un espectáculo del grupo catalán Teatre de Confetti, dirigido, en principio, al público infantil.

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