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La RFA acepta con reservas el plan siderúrgico del Mercado Común

Soledad Gallego-Díaz

La República Federal de Alemania (RFA) evitó ayer una crisis importante en el seno de la Comunidad Económica Europea (CEE) al aceptar en principio la declaración de «estado de crisis manifiesta» para el sector siderúrgico de los nueve y renunciar a interponer su derecho de veto. Sin embargo, la RFA consiguió, con gran habilidad, ganar tiempo y posponer la declaración efectiva hasta el próximo jueves día 30, en un nuevo Consejo de Ministros comunitario, al exigir que los llamados «aceros especiales» queden fuera del programa de contingentación elaborado por la Comisión Europea.

, Los ministros de Economía de los países miembros de la CEE, bajo la presidencia del luxemburgués Gaston Thorn, se reunieron en Luxemburgo, a las nueve de la mañana, con una grave amenaza frente a ellos: la posibilidad de que el conde Otto Lambsdorff, liberal alemán, se acogiera al «compromiso de Luxemburgo» y vetará la declaración del «estado de emergencia» previsto en el artículo 58 del tratado de la (CECA) Comunidad Europea del Acero y del Carbón. El ministro de la RFA disipó rápidamente los temores y aceptó los razonamientos del comisario Etienne Davignon, según el cual no existe ninguna otra posibilidad de hacer frente a la espectacular crisis que aqueja a la siderurgia europea. Lambsdorff aceptó incluso el plazo de nueve meses, que la Comisión considera imprescindible para lograr algunos efectos reales, sin pedir que se redujera a seis, como se había rumoreado.Pero, con una pirueta muy hábil, la RFA planteó a cambio la exigencia de que los llamados «aceros especiales» queden fuera de las cuotas de producción que fije la Comisión. Los otros ocho países se negaron en redondo por considerar que los aceros especiales suponen aproximadamente el 15% de la producción global siderúrgica de la CEE y que una exclusión semejante podría poner en peligro todo el programa.

Otto Lambsdorff resaltó que los aceros especiales suponen en las RFA el 30% de la actividad de pequeñas y medianas empresas, que el Gobierno de Bonn no quiere ver «penalizadas».

Etienne Davignon, responsable de la Comisión Europea para la Industria y «padre» del plan de emergencia, señaló que comprendía la preocupación de Bonn y que estaba dispuesto a estudiar posibles soluciones, al menos en cuanto a introducir en su programa precisiones sobre el modo de gestión de las cuotas para estos aceros.

"Detestamos el artículo 58 de la CECA"

«Hemos realizado un avance muy considerable», afirmó Davignon; «existe ya un acuerdo sobre cómo reglamentar el 85% de la producción comunitaria de acero y la voluntad de encontrar una vía aceptable para todos en cuanto al otro 15%».

Reconoció, sin embargo, que la RFA podría rechazar, el próximo jueves, sus «precisiones» al plan, pero insistió en la voluntad de acuerdo, «tanto Lambsdorff como yo detestamos el artículo 58 de la CECA, pero ninguno de los dos vislumbramos otra solución que la contingentación autoritaria de la producción», añadió sonriente.

El presidente del Consejo de Ministros, Gaston Thorn, resaltó, por su parte, los esfuerzos que se habían realizado para «aproximar posiciones» y expresó su esperanza en que el próximo día 30 se llegará a un acuerdo definitivo. Negó que la RFA hubiera aludido en ningún momento a la posibilidad de interponer un veto y confirmó que la solicitud de Bonn de excluir lisa y llanamente los aceros especiales había sido rechazada unánimemente por los ocho países miembros.

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