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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Kosiguin, un adiós irrelevante

LA DIMISION de Kosiguin de la presidencia del Gobierno de la URSS no parece tener un significado profundo. Un anciano enfermo es sustituido por alguien apenas menos anciano que él -un año menos-, aunque más saludable. El jefe del Gobierno soviético, arrasado por una debilidad del corazón desde hace años, no tenía tampoco una gran proporción de poder; pareció compartir la fuerza de Breznev en los primeros momentos en que se trataba de borrar el exceso de brillo de Jruschov, pero poco a poco fue perdiendo peso específico para ser considerado solamente como un viejo compañero recompensado por un cargo cuya burocracia ejercía bien, mientras Breznev ascendía, sobre todo desde la exclusión de Podgorny -que fue también en tiempos hombre de la dirección colegial-, que le convirtió en jefe del Estado con una Constitución presidencialista. Toda suspicacia que crea posible relacionar la dimisión de Kosiguin con las críticas de Breznev en el Soviet Supremo a la política económica carece de fundamento. Como no puede tenerlo, por ahora, el nombramiento de Tijonov para el cargo de jefe de Gobierno. Es un ascenso por escalafón: era ya el primer vicepresidente del Gobierno, y no hace más que llegar ahora al despacho de su jefe inmediato. Sus 74 años no hacen pensar que se trate de un innovador. La URSS sigue manteniendo la base gerontocrática de su política, cuya fuente es una fe sin límite en los hombres de la revolución; extinguidos ya aquéllos -en noviembre se cumple el 63 aniversario de la Revolución de Octubre, por razón de la modificación del calendario-, van quedando los que fueron niños entonces y los que maduraron en plena guerra civil. Es una manera de perpetuar unos principios; aunque el resultado sea la esclerosis y la falta de adaptación a las nuevas situaciones. Tijonov pertenece a esta serie, y su poder será siempre, y solamente, el que quiera reflejar en él Breznev.

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Kosiguin dimite como primer ministro de la URSS
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