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Roban mil comprimidos de metadona destinados a la desintoxicación de doscientos heroinómanos

De ochocientos a mil comprimidos del derivado opiáceo metadona y una cantidad indeterminada de talonarios de recetas fueron robados, el lunes, de las dependencias del departamento de psiquiatría y psicología médica de la Universidad Complutense, en el Hospital Clínico de San Carlos. En este servicio eran atendidos diariamente unos doscientos heroinómanos o grandes drogodependientes, a los que se les suministraba el fármaco como sustitutivo de la heroína, en la primera fase de un tratamiento médico. El tratamiento hubo de ser suspendido o reducido notablemente.La falta de existencias, y por tanto la imposibilidad de seguir administrando metadona, ha motivado el incremento de las amenazas de muerte que habitualmente recibían los médicos encargados del departamento.

Hace más de dos años que el catedrático Francisco Alonso Fernández tuvo la idea de promover un servicio de tratamiento a drogadictos que estuvieran sometidos a una grave dependencia de las drogas duras, sobre todo a heroinómanos. Para ello decidió emplear los medio s materiales de que dispusiese su departamento y pedir la colaboración de los médicos adscritos a él.

Las claves de su tratamiento serían simples: la heroína que a diario se administrase a los enfermos se supliría con porciones de diez a treinta miligramos de metadona. Este opiáceo, muy contestado en determinados círculos psiquiátricos, también crea dependencia, pero, en cambio, no exige un paulatino aumento de la dosis, como en el caso de la heroína. Posteriormente, las dosis de metadona serían rebajadas y el síndrome de abstinencia subsiguiente sería moderado con dos nuevos fármacos: la clonidina y la nomifensina, «producto cuyas propiedades hemos descubierto aquí», dice el doctor Alonso-Fernández. Esta iniciativa fue espontánea y voluntaria, y no tuvo «ninguna colaboración oficial».

Más de dos años después de la iniciativa del doctor Alonso-Fernández, la situación en el departamento de psiquiatría y psicología del Hospital Clínico de San Carlos comenzó a ser incontrolable. Unos doscientos heroinómanos decidieron «quedarse en la metadona», es decir, no seguir adelante en el tratamiento, y sólo unos cien aceptaron que se les administrasen los productos desintoxicantes y las sesiones de psicoterapía de grupo, terapia de pareja y los recursos conocidos de la socioterapia y la psicoterapia.

Enfermos que trafican

El doctor Alonso-Fernández trató de prevenir los desajustes que en la vida hospitalaria pudiesen derivarse del contacto entre los drogadictos y enfermos ajenos al problema de la adicción a la droga. Sin embargo, una considerable proporción de los que solicitaron tratamiento traficaban simultáneámente con drogas, y su presencia comenzó a ser cada vez más notoria en las dependencias del Clinico. Los cuatro médicos y la psicóloga que los atienden con carácter permanente comenzaron, además, a recibir amenazas de aquellos que pedían dosis de fármacos más altas de lo aconsejable o incluso de los que tenían prisa por que se les atendiera.El pasa do 22 de septiembre, el doctor Alonso Fernández hizo «una implícita declaración de impotencia» en carta que envió al doctor Valenciano, director general de Sanidad, y que, según confesión propia en fecha reciente, el director general no ha recibido aún. En ella se pedía que la dirección general habilitase «una sección administrativo-sanitaria para facilitar la metadona a estos drogadictos que no quieren otra clase de tratamiento». El pasado lunes, las dependencias del departamento en que la metadona estaba en depósito fueron saqueadas. Desaparecieron de ochocientas a mil pastillas, una cantidad desconocida de tacos de recetas y un número también desconocido de historiales clínicos. «Por falta de existencias», la metadona ha dejado de ser administrada. El grupo de enfermos que tenía voluntad de rehabilitación ha sido inmediatamente perjudicado, y un pequeño río de netadona ha inundado los canales del mercado negro.

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