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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una irrestisible versión de Prokofiev

Obras de Echevarría, Prokofiev y Mendelssohn. Orquesta y Coro de RTVE. Directores: García Asensio y Pedro Pírfano. Solistas: A. Guanarteme, T. Bordoy y A. Leoz. 18 de octubre.

El entusiasmo de Victorino Echevarría le llevó a compartir las inquietudes y actividades de la generación del 50. Siguió con pasión los estrenos, discusiones y conferencias del Aula de Música del Ateneo, a la que dedicó en 1961 la obertura que ahora ha repuesto la Sinfónica de RTVE. Página vitalista, sencilla, directa, que, en un lenguaje solidario con el de los músicos del 27, nos trajo la presencia de un hombre de altas calidades humanas y largo magisterio.

A pirtir de su Premio Van Cliburn (1969), Cristina Ortiz se impone en el panorama pianístico internacional como un valor evidente y una personalidad rica en matices singulares. La brillantez del mecanismo, el impulso de una técnico virtuosística combinada con un cuidado creativo del sonido, hacen de la solista brasileña artista de primerísimo orden.

Su versión del tercer concierto de Prokofiev resultó irresistible. A fin de cuentas siempre acabamos valorarido, antes que otra cosa, la diferenciación, dado que la categoría técnica en una pianista como la Ortiz, de tan brillante y rápida carrera, se da por supuesta. El Prokofiev de Cristina se llena de garbo en las vertiginosidades y de hondísima poesía en los pasajes líricos las coloraciones sonoras se me antojan tan ricas como las de los pintores de Brasil. Más vivas cuando están montadas sobre un sentido rítmico y constructivo de poderoso nervio. Una artista de excepción, en suma, que obtuvo un éxito de excepción.

Desde su descubrimiento del Bach de las Pasiones, Mendelssohn insiste una y otra vez en géneros que, sin negar la propia originalidad, asumen algo o mucho de la herencia bachiana. Expresión máxima de tal actitud son los oratorios Elías y Paulus, pero lo es también la segunda sinfonía o sinfonía-cantata (Himno de alabanza), que rara vez se escucha.

La bella transparencia de la textura sinfónico-vocal, la expresividad de los recitativos y arias, discurren por vías de un dramatismo más contenido que el de Berlioz, pero no menos intenso. Cantaron excelentemente los solistas Alfonso Leoz, que merece la cita en primer lugar; Ana de Guamarteme y Teresa Bordoy. La versiónde conjunto, segura y bien preparada con ésa firmeza característica de García Asensio, resultó a mi juicio, demasiado fortísima en la cantata y mucho mejor matizada en la sinfonía.

El titular de RTVE sirvió una ágil y espirituosa lectura de Echevarría y colaboró, también desde tonos muy brillantes, en el concierto de Prokofiev.

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