Silencio en Teherán tras las declaraciones de Carter condenando la agresión iraquí a Irán
Irán consiguió ayer lo que puede considerarse como su más importante victoria diplomática desde que comenzó la guerra, e incluso desde etapas anteriores, con las declaraciones realizadas por el presidente norteamericano Jimmy Carter en Pensilvania, en las que se mostraba opuesto a cualquier alteración de la integridad territorial iraní y tácitamente reconocía el origen de la guerra en la agresión militar del Ejército iraquí sobre el suelo de Irán.
Las declaraciones del presidente Carter, que hasta el momento no han encontrado ninguna reacción oficial por parte de las autoridades de Teherán, pueden producir, además, efectos provechosos para una solución rápida del tema de los rehenes norteamericanos, por cuanto que podrían implicar la viabilidad del deseo negoctador observado estos días en algunos ambientes políticos de Teherán, revelando asimismo la existencia de un deseo paralelo en Washington.Las palabras del presidente norteamericano permiten augurar una actitud no negativa de Estados Unidos hacia Irán durante el debate sobre la guerra irano-iraquí que hoy inicia en Nueva York el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, a cuyas reuniones asistirá el primer ministro iraní, Ali Radjai. La decisión de que Radjai asistiera a las Naciones Unidas fue adoptada tras una serie de reuniones al máximo nivel entre las jerarquías más elevadas de la República Islámica de Irán, y contó, sobre todo, con el consentimiento del propio imán Jomeini, según fuentes oficiales iraníes. Radjai salió ayer de Teherán rumbo a Nueva York, y desde la capital iranno se descarta que, además, el primer ministro de Irán mantenga conversaciones con dirigentes políticos internacionales y norteamericanos.
Teherán ira ayer un hervidero de especulaciones y análisis apresurados sobre las causas y los efectos de las manifestaciones del presidente Carter, no sólo sobre el propio curso de la guerra, sino también sobre la imagen internacional de Irán y la política doméstica iraní. Para unos, significa el comienzo de un profundo cambio de los proyectos y actitudes norteamericanos respecto a toda su política en Oriente Próximo y Asia media. Para otros, suponen el reconocimiento de un error y el deseo de emprender un new deal en toda el área, fundamentalmente en cuanto a la política estadounidense y a la aceptación, como un hecho consumado y por el momento irreversible, de la revolución y del régimen islámicos. Con todo, las manifestaciones de Carter se han producido en un contexto de campaña electoral, y no desde instancias directamente ejecutivas.
El nuevo rumbo de los acontecimientos, según se valora desde Teherán, en caso de consolidarse, fortalecería la posición del presidente Abolhassan Banisadr, artífice de una política «aperturista» encaminada a recuperar la imagen internacional de Irán, muy deterioráda en los foros internacionales, entre otras causas, a consecuencia de la toma de los rehenes de la Embajada norteamericana en la capital iraní, que el próximo 4 de noviembre cumplirán un año de cautiverio.
Otras especulaciones relativas a una eventual ayuda militar norteamericana a Irán durante la guerra irano-iraquí, a cambio de conseguir por parte de Teherán la liberación de los rehenes norteamericanos, fueron recibidas en Teherán con gran escepticismo y algunos observadores las calificaron como absurdas. Según estos observadores, la guerra írano-iraquí ya está emplazada, y si antes su duración se calibraba en meses, a partir de ahora ya puede medirse en semanas.
Guerra de trincheras
La jornada bélica de ayer registró en las zonas fronterizas irano-iraquíes un recrudecimiento algo más intenso que el observado desde el principio de esta semana en todos los frentes. Los combates en la zona de Abadán y Jorranishar proseguían anoche con gran despliegue de efectivos por ambos bandos. Según informes, oficiales iraníes, las tropas que asedian Abadán, donde se combate «de trinchera a trinchera» en las últimas horas, fueron rechazadas a unos veinte kilómetros del centro de la capital petrolera iraní.
Las mismas fuentes aseguraron que la nueva ofensiva contra los dos enclaves fronterizos en el límite sur del Juzestán había fracasado, al igual que los intentos de infiltrar comandos iraquíes.
Desde Teherán se considera que la operación de cercar en una gran bolsa iraquí las dos ciudades de Abadán y Jorramshar podría haber quedado momentáneamente truncada. Con la información de que se dispone cabe imaginar que los propósitos iraquíes irían encaminados a cercar únicamente Jorramshar, separando la castigada ciudad fronteriza iraní de Abadán, y una vez que la primera se hallase en poder de Irak, dirigir contra la segunda una nueva ofensiva.
Empero, el valor estratégico de Abadán parece muy superior al de Jorramshar, que, sin embargo, es presentada por las autoridades iraníes como un ejemplo de lo que debe ser la resistencia contra las tropas enemigas. Jorramshar ha sufrido desde el primer día de la guerra el más duro asedio de todas las ciudades iraníes.
Por otra parte, otras fuentes iraníes se refirieron ayer a que es posible colocar refuerzos militares muy rápidamente en Abadán a través de las zonas del golfo Pérsico contiguas, y en Teherán, según las autoridades iraníes, no existen, grandes temores de que la capital petrolera iraní caiga en poder del Ejército de Irak.
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