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Reportaje:El transporte aéreo español / 3

Iberia estima un déficit de 7.000 millones de pesetas para el presente ejercicio

La compañía Iberia, hoy empresa pública con 53 años de vida, perdió el pasado año 2.591 millones de pesetas. Para el presente ejercicio. las pérdidas ascenderán, el 31 de octubre próximo, a 7.000 millones de pesetas. Esta cifra será reducida en 2.800 millones por venta de algunos aparatos. Otros 2.500 millones serán atribuibles al déficit que la compañía obtiene en sus operaciones interinsulares canarias.Iberia, inmersa en el marcó de la crisis impuesta por las subidas de los precios del petróleo, dispone de una flota de aviones similar, en calidad, a la de cualquier otra compañía puntera del mundo; sus sistemas de trabajo están homologados por todas las organizaciones internacionales de aviación civil; su grado de seguridad le ofrece una importante garantía de imagen; los índices de puntualidad que obtiene desde hace seis meses la colocan en la segunda del mundo por este concepto, después de la germana occidental Lufthansa; y el porcentaje de ocupación de los aviones -el 56,11% durante el pasado m es de abril y el 55,2% acumulado en los seis últimos meses- es, en líneas generales, más alto que el de los competidores. Iberia es, en palabras del director general de operaciones, Gerardo Herrero, «una herramienta perfectamente afilada» para lanzarse a cualquier mercado. Y, sin embargo, pierde dinero.

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El porqué de las pérdidas de Iberia hay que cifrarlo en responsabilidades de la Administración española y de la propia gestión empresarial de la compañía, repartidas a partes iguales, aunque con distintas valoraciones.

Causas externas

En el contexto general lberia soporta los mismos traumas que las compañías aéreas del resto del mundo, traumas derivados de la crisis del petróleo desatada en 1974, y el incremento posterior y continuo de los precios energéticos, aumento que en este período significó para estas empresas pasar de pagar el queroseno de siete a veintiuna pesetas (veinticinco pe setas desde el pasado día 7 de septiembre), es decir, un 150% más alto, y convertir este capítulo en el 30% de los costes totales del transporte aéreo.

Paralelamente a la caída de la demanda y al incremento de los costes, el transporte aéreo soporta un elemento diferenciador en el proceso de la crisis: la desregularización de tarifas.

En la parcela de responsabilidad de la Administración española, el Gobierno mantiene unas tarifas aéreas que parecen descompensa das con otros tipos de transporte público y desfasadas con las que imperan en el resto del continente europeo.

Las tarifas aéreas españolas son en relación con las vigentes en Europa, las más bajas del continente Un 30% más bajas que en Italia, un 60% que en Francia, y un 100% más bajas que en la República Federal de Alemania, por ejemplo, sin embargo, las partidas más importantes en costes de explotación -flota y queroseno- son similares para todas las compañías.

El Gobierno, por condicionantes geopolíticos, mantiene unas tarifas para los vuelos interinsulares en el archipiélago canario y balear que suponen del 40% al 45% de lo costes por asiento. El déficit que producen durante el ejercicio repercute -2.330 millones de pesetas en Canarias y 266 en las Baleares durante 1979- en la cuenta de resultados de la compañía.

En opinión de José Barca, ex consejero delegado de Iberia, este coste «no debe ser Iberia quien lo soporte».

Una de las causas fundamentales de las pérdidas de Iberia, en el campo de responsabilidad de la propia Administración española, es el retraso que se produce en el tiempo entre la subida de los precios energéticos -frecuente en los últimos años- y la decisión gubernamental de aumentar las tarifas. Este período de tiempo suele ser, según demuestra la experiencia última, de cinco o seis meses.

En el déficit de 7.000 millones previsto para este año, el mencionado retraso podría incidir en casi 3.000 millones, según fuentes de la compañía.

A las mencionadas circunstancias se añade la existencia de una red de aeropuertos y líneas regulares domésticas no rentables, promovidas hace años por el boom turístico y mantenidas en gran medida en la actualidad por condicionantes políticos.

Las deficiencias en el servicio es la primera de las causas de pérdidas de Iberia imputables directamente a la gestión empresarial. La baja calidad en el producto ofrecido produce continuas desviaciones de los pasajeros habituales de líneas aéreas hacia otras compañías.

Desde el pasado mes de noviembre, Iberia se esfuerza en conseguir unos índices de puntualidad que la coloquen en los primeros puestos del ranking de puntualidad internacional. El intento está obteniendo resultados sorprendentes. Pero se mantienen otros fallos de atención al pasajero que en números se podrían resumir en un total de 11.264 reclamaciones en el período de noviembre abril último.

Ultimo ejercicio

Iberia perdió en su último ejercicio, comprendido entre los meses de noviembre de 1978 y 1979, un total de 2.591 millones de pesetas. El déficit de explotación ascendió a 6.191, compensado con 3.600 de actualizaciones y ventas de activos, entre los que destacan dos aviones 727 a la TWA, por valor de 1.782 millones, dos Fokker y un DC-8.

Los ingresos ascendieron a 90.504 millones; los gastos, a 96.696. En el capítulo de gastos se dedicaron 38.000 millones a personal; 22.364, a consumo energético; 20.462, a servicios del exterior, y 15.781, a cargas financieras.

Las pérdidas en la explotación de la red doméstica ascendieron a 6.000 millones de pesetas, de los cuales 2.596 correspondieron al servicio interinsular de Canarias y Baleares. Iberia transportó durante el ejercicio un total de 14.417.023 pasajeros, con un incremento del 5,8% sobre el año anterior, y una carga de 194.964 toneladas, con una disminución del 7,5%.

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