Tensión e incidentes en la celebración de la "Diada"
En un ambiente de tensión transcurrió el acto tradicional de traslado de la senyera de la ciudad de Valencia a los pies de la estatua del rey Jaime I, monarca que un 9 de octubre, hace 742 años, incorporó Valencia a la Corona de Aragón, tras liberarla de los moros. El cordón policial impidió que las continuas agresiones verbales contra las autoridades se transformarán en físicas, pese a lo cual, tres personas resultaron levemente heridas, una de ellas de una pedrada en la frente.
El programa convocado por el ayuntamiento se inició con el brillante descenso de la bandera de la ciudad (cuatro barras rojas sobre fondo amarillo con franja azul) por el balcón de la Casa Consistorial, ya que, según costumbre, esta enseña no se inclina ante nadie. Para evitar incidentes se habían colocado barrerasjunto al ayuntamiento, cuya retirada fue proclamada por gritos insistentes de los varios millares de personas que se congregaron por la mañana en la plaza del Pais Valenciano.La procesión cívica inició su itinerario por las calles céntricas de la ciudad, acompañada por un coro de gritos e insultos dirigidos de manera especial al alcalde de la ciudad, Ricardo Pérez Casado, y el presidente de la diputación, Manuel Girona, ambos socialibtas, que en varias ocasiones habrían hecho peligrar su integridad física si no es por el eficaz doble cordón que tendió la policía, así como la corporación municipal y grupos políticos. Otro hecho que contuvo la agresividad del público fue la presencia junto a las autoridades, de los gobernadores civil, José María Fernández, y militar, Luis Caruana. Los gritos más insistentes eran «Catalanista», «Traidor» y «Rojo», intercalados con la afirmación «Somos un reino», al tiempo que se ondeaban banderas con franza azul.
En contraste con este público exaltado, los políticos parlamentarios intentaron dar este año una muestra de concordia que distienda las actuales conversaciones para llegar a un acuerdo en torno al Estatuto. En este sentido, el secretario general del PSOE valenciano, Joan Lerma, se preocupó por aparecer junto al presidente regional de UCD, Fernando Abril, mientras José Galán, secretario general comunista, le seguía a escasa distancia. Al concluir la procesión cívica con el retorno de la senyera al ayuntamiento, el alcalde lamentó que la festividad se hubiera celebrado en paz «gracias a las Fuerzas de Orden Público», ya que resulta «impropio de una ciudad como Valencia». También afirmó que los incidentes procedían de una minoría manipulada, que «puede volverse en contra de quienes la estimula».
La noticia política de la jornada surgió, sin embargo, del palacio de la Generalidad, donde el presidente en funciones del Consejo, Enrique Monsonís (UCD), afirmó que ninguna de las tres provincias ha cubierto hasta la fecha los requisitos para cumplir la iníciativa autonómica. Así, pues, se reservaba el derecho a que el Consejo la promueva si los partidos no llegan a un acuerdo estatutario en los próximos meses. Según un dictamen elaborado por el catedrático de Derecho Administrativo José María Boquera, por encargo del Consejo, que daba pie a estas afirmaciones, Monsonís señaló que el Consejo se disolvería el 30 de diciembre de 1981, fecha en que vence el plazo de tres años, después de la promulgación de la Constitución, si no ha ejercido antes la iniciativa autonómica que le concede la disposición séptima, apartado C. En resumen, que, el País Valenciano no ha pedido la autonomía por el artículo 151, llamada vía «albiñanista», ni por el 143, que impulsó el propio Monsonís, y, por tanto, el proceso se encuentra todavía en el principio.
El Día del País Valenciano concluyó con una recepción oficial en el Consejo. Mientras, frente al ayuntamiento, convocados por socialistas y comunistas, se congregaron varios miles de personas para festejar la fecha bajo la consigna de la autonomía plena. Este acto suplía la manifestación de otros años. En esta ocasión parece que el PSOE ha declinado promover movilizaciones a fin de facilitar la negociación con los centristas.
