El cantante
granadino y andalucista Carlos Cano, sus dos músicos acompañantes y todo el personal de su equipo de sonido salieron, el domingo, mojados y escamados de su recital contratado en la caseta municipal de la localidad almeriense de Roquetas de Mar. Al parecer, después de haber sido interrumpido varias veces a causa de la lluvia y tras una larga espera de dos horas al término de su actuación, el conocido autor de temas tan populares como La Verdiblanca, El Salustiano y La murga de los currelantes fue, según denunció ayer a nuestro corresponsal en Granada, Eduardo Castro, «caciquilmente despedido sin un duro por el alcalde de Roquetas, Juan Romera, del PSOE, quien literalmente me dijo que no nos pagaba porque no le había gustado el recital».
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