El consumo mundial de acero descenderá también en 1981
El descenso de la demanda mundial de acero en los últimos seis meses ha sido más brusco de lo esperado, por lo que el sector se ha encontrado con serias dificultades para adaptarse a la nueva situación. Ello ha provocado el establecimiento de protecciones arancelarias y de otros tipos para que las industrias en crisis, que necesitan un periodo de gracia, puedan volver a ser plenamente competitivas», manifestó ayer el alemán Lenhard Holschuh, secretario general del Instituto Internacional del Hierro y del Acero (IISI), en su informe ante la decimocuarta conferencia anual de esta organización, que agrupa a las principales empresas siderúrgicas del mundo occidental, pertenecientes a 42 países, cuya producción global representa alrededor del 66% de la producción de acero de todo el mundo.Holschuh señaló que «cabe esperar que tales medidas proteccionistas y demás regulaciones gubernamentales sean temporales, ya que de lo contrario nos adentraríamos por el camino de traicionar los fundamentos de la economía de mercado y del comercio mundial».
La producción siderúrgica del mundo occidental, a juzgar por las cifras que suministran los países más representativos, ha descendido en un 5,5% en los ocho primeros meses de este año respecto al mismo período del pasado año. La caída más acusada se ha producido en Estados Unidos, en una cuantía del 22%, mientras los países comunitarios reflejan un descenso del 3,3% y Japón un aumento del 2,7%. Para los meses próximos, las perspectivas son aún peores y se espera para el conjunto del año un descenso del 6,4% respecto al pasado año. Como contraste, la producción de los países industrializados se espera descienda en un 8,1%, mientras que los países en desarrollo podrían aumentarla en un 7,1%, siempre según las previsiones del instituto, anunciadas por su secretario general.
Para el año 1981, las perspectivas, a juicio de Holschuh, son inciertas. Norteamérica vería descender su producción en torno a un 10%, a causa de la menor demanda del sector del automóvil. La construcción naval, por el contrario, parece alumbrar algunas esperanzas de recuperación y Alemania Occidental y Japón podrían beneficiarse de este cambio.
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