El FMI y el Banco Mundial incrementarán su ayuda a los países en desarrollo
ENVIADO ESPECIALLa 35ª Asamblea Anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) del Banco Mundial finalizó ayer en Washington, tras tres días de intensos debates, con el firme convencimiento de los 140 países miembros de que el principal problema de la economía mundial continúan siendo los altos índices de inflación y la amenaza de distorsiones monetarias por culpa del elevado déficit exterior de los países industriales y los subdesarrollados no productores de petróleo.
En una conferencia de Prensa final, el director gerente del FMI, Jacques de Larosiere, manifestó que la asamblea anual había alcanzado un consenso sobre dos de los principables problemas que dificultan una salida permanente y estable a la presente crisis económica mundial: 1) que los niveles de inflación continúan siendo todavía intolerables, y 2) que el Fondo Monetario debe extender su función como mecanismo internacional de ajuste de los desequilibrios exteriores de los países miembros.
A la 35ª Asamblea Anual del FMI asistieron, en representación de España, el ministro de Estado de Hacienda, Jaime García Añoveros, y el gobernador del Banco de España, José Ramón Alvarez Rendueles. El ministro español expuso en su intervención el firme compromiso del Gobierno, expresado por su presidente, de mantener una política de austeridad antiinflacionista.
De Larosiere, que se negó a entrar en detalles sobre los problemas políticos que han enfrentado en esta ocasión a ciertos grupos de países dentro del FMI y el Banco Mundial, añadió que también habla acordado expresar recomendaciones bien definidas a los países miembros en relación con la salida de la crisis. En este sentido, el economista francés manifestó que no habrá una solución duradera a la presente situación hasta 1985, y eso si los países pertenecientes a los dos organismos financieros siguen las directrices del FMI en materia de política económica.
Según De Larosiere, la inflación continúa siendo el principal problema de la mayoría de los países industriales, aunque añadió que la lucha contra los altos precios se estaba realizando a un precio considerablemente elevado en algunas naciones. El director gerente del FMI indicó a este respecto que la batalla contra la inflación significará un menor crecimiento de los productos interiores brutos, el mantenimiento de altas tasas de desempleo y la continuación de los desequilibrios externos.
Aunque el FMI ha reconocido que la situación económica mundial se encuentra en estos momentos en condiciones más desfavorables que hace doce meses, el directorio del organismo mundial recomendó, básicamente, la misma receta que en la reunión de Belgrado hace un año. No obstante, los analistas creen ver que la situación actual y las recomendaciones difieren cualitativamente.
En primer lugar, el directorio del FMI, en un informe confidencial presentado por De Larosiere al comité interino del organismo mundial, insiste en la lucha antiinflacionista, pero al mismo tiempo recomienda el inicio de una combinación de actuaciones tanto en el lado de la demanda como en el de la oferta. Asimismo señala la conveniencia del mantenimiento de políticas monetarias y fiscales restrictivas, sin descuido de actuaciones concretas tanto en lo que respecta a la reducción de los gastos públicos como en la necesidad de reducir la dependencia energética del petróleo a través tanto de una política de consumo como de reconversión de los usos energéticos.
Como dato novedoso, aunque no tanto, el FMI insiste en la promoción de una política de ahorro como único vehículo del estímulo de una necesaria inversión, cuyo principal objetivo será a largo plazo la recuperación de las altas cotas de productividad y crecimiento.
En el lado de los desequilibrios exteriores, que alcanzarán este año más de 55.000 millones de dólares para los países en desarrollo y unos 75.000 para los países en desarrollo no productores de petróleo, el estimulo de las exportaciones será una condición indispensable para ayudar a financiarlos a largo plazo, aunque a corto no habrá otro remedio que la refinanciación a través de los bancos privados por medio de una ampliación de la función del FMI.
En este tema, De Larosiere manifestó que se había aprobado, pero sólo cuando fuera indispensable, la salida del FMI al mercado privado de capitales para la obtención de esos recursos que se necesitarán para asistir a los países más pobres en la solución inmediata de sus desequilibrios. Asimismo, el FMI proseguirá sus presiones ante los países excedentarios, especialmente los miembros de la OPEP.
En esta asamblea, el presidente del Banco Mundial, Robert McNamara, se despidió con lágrimas en los ojos, después de trece años al frente de la institución.
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