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El senegalés M'Bow, reelegido director general de la Unesco

Amadou Malitar M'Bouw, senegalés de 59 años, director general de la Unesco, fue reelegido el pasado sábado para este cargo, que detenta, desde 1974, durante las sesiones de la 21, Conferencia General que este organismo celebra en Belgrado, con un solo tema a debate: comunicación. El documento base para los debates de la conferencia ha sido el llamado informe McBride, o conclusiones de la Comisión Internacional de Estudio de los Problemas de la Comunicación. Este informe debe su nombre al presidente de la comisión, él irlandés Sean McBride.La comisión creada por el director general, tras comprobar durante los debates de la 19ª conferencia que «la cuestión de la comunicación ha estado en el centro de los debates, en el lugar preponderante que no hace mucho ocuparon los problemas de la comunicación se compone de dieciséis miembros, procedentes de los más diversos sistemas políticos, que aportaron al fondo documental de la comisión un heterogéneo lote de estudios que sirvió de base para enhebrar las conclusiones y recomendaciones que componen el documento de la conferencia de Belgrado.

Dieciséis personalidades

Los dieciséis miembros de la comisión, incluyendo al presidente, Sean McBride, fundador y presidente de Amnesty International, premio Nobel y premio Lenin de la Paz, son: Elie Abel, profesor de Stanford, en Estados Unidos; Hubert Beuve-Mery, fundador de Le Monde; Elebe Ma Ekenzo, de Zaire; Gabriel García Márquez, de Colombia; Sergei Losev, director general de la agencia soviética ,Tass; Moclitar Lubis, indonesio, presidente de la Fundación Asiáti,ca de la Prensa; Mustaplia Masmoudi, tunecino, presidente ,del Consejo Intergubernamental de Coordinación e Información de ,los Países no Alineados; Michio Nagaí, sociólogo, editorialista del diario japonés Assahi Shimbun; Fred Isaac Akporuare, profesor de la Universidad nigeriana Benin; Bogdan OsoInik, periodista y miembro de la Asamblea Nacional yugoslava; Gamal el Oteifi, vicepresidente del Parlamento egipcio; Johannes Pieter Pronk, economista holandés; Juan Somavia, chileno; Boobli George Verghese, periodista indio, y Betty Zimmermann, directora de Radio Canadá Internacional.Tras ocho reuniones plenarias, en las que la comisión invirtió 42 días de trabajo en total, se logró un consenso en la aprobación del informe final, que el documento de Belgrado, interpreta como «un deseo de la comunidad internacional por crear las condiciones necesarias para una comunicación más justa y que corresponda mejor a las aspiraciones de todos los pueblos». Al analizar la función potencial de la comunicación, la comisión insistía en el término democratización, señalando que «el desafío que se plantea a la comunidad internacional parece ser el de lograr un dominio colectivo, compartido de manera igualitaria y libremente asumido, de una comunicación para el hombre, para todos los hombres».

El informe de la comisión señala en el punto 68 que, pese a los indiscutibles acercamientos entre opiniones diferentes a que dio lugar la discusión, «subsisten divergencias importantes y, en particular, el problema de las relaciones entre el derecho soberano de una nación y los derechos de los ciudadanos a comunicar o los derechos de los periodistas a indagar». En este apartado de controversias se encuentran las relativas a la deontología profesional y a determinados aspectos de la protección de los periodistas.

La mayoría de los países occidentales se ha mostrado contraria al contenido del informe, por cuanto supone que al incluir la información como un elemento del desarrollo cultural de los pueblos, a cargo de los Gobiernos, facilita la injerencia de éstos y amenaza a la libertad de información. La idea de crear un carné internacional de periodistas, so pretexto de proteger su actividad, fue rechazada después de largas discusiones por entender que suponía una limitación seria a la libre actividad informativa. Estas y otras parecidas propuestas (véase el editorial en el mismo número de hoy de EL PAIS, página 10) fueron las que ocasionaron las suspicacias de los observadores occidentales.

El reelegido director general de la Unesco, señor M'Bou, creador de la comisión, estima acerca del informe McBride que «conviene no olvidar, tanto en el seno de la organización como en la comunidad internacional, que el informe fue elaborado con plena independencia y bajo su propia responsabilidad por dieciséis personalidades eminentes que actuaban a título personal».

Entre las recomendaciones que figuran en el informe McBride se encuentra la de una posible limitación de las funciones que desempeñan la empresa privada y la publicidad en la estructura y comercialización de las empresas informativas.

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