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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Las aguas de Madrid

La situación por la que atraviesa el agua de Madrid invita a hacer algunas reflexiones de carácter técnico y político:1. Hechos. Por un accidente, cuya naturaleza exacta aún no está claramente determinada de forma pública, se produce una contaminación de las aguas de Madrid, que es detectada por el Laboratorio Municipal de Higiene, que en las tomas de muestreo efectuadas entre los días 18 y 20 de septiembre encuentra un nivel en alza de nitritos y amoniacos y un solo caso de infección bacteriológica.

Puestos en contacto con el Canal de Isabel II, este reconoce que se ha producido incidencia en la red, y señala que ha aumentado la cloración del agua y advierte públicamente sobre los efectos de esta medida en el sabor y olor de la misma. Lejos de evolucionar satisfactoriamente la situación, las tomas de agua del día 22, cuyos resultados se conocen en la mañana del 23, detectan la misma incidencia en cuanto a la presencia de nitritos y amoniacos, y un alto porcentaje de muestras con presencia de colonias de enterobacterioáceas lactosas, así como un descenso del nivel, de cloro. El Canal de Isabel II afirma rotundamente que sus propios análisis no reflejan tal situación y se remite a la Delegación Territorial de Sanidad, la cual indica al ayuntamiento que no tiene, por su parte, noticia alguna de incidencia en las aguas de Madrid.

El ayuntamiento decide hacer pública la situación, en el momento en que sus análisis pueden quedar inequívocamente confirmados, ya que si bien hasta entonces no se ha rozado el dintel de peligrosidad, si la evolución observada se mantiene podría llegarse a ello. La confirmación exige un plazo de veinte horas, transcurrido el cual no cabe ya ninguna duda sobre su acierto. A pesar de que el Canal de Isabel Il mantiene su discrepancia, en la misma mañana del día 24 se da conocimiento a la opinión pública y se incluyen normas de carácter preventivo. El Canal anuncia que ha venido procediendo a un aumento de la cloración.

El día 25 se conoce y se anuncia que en las aguas tomadas el día anterior ha desaparecido la presencia de bacterias y ha disminuido radicalmente el nivel de nitritos y amoniacos; el nivel de cloro es bueno. El agua puede beberse. La cloración produce efectos y se espera, razonablemente, que su mantenimiento corrija definitivamente el problema.

El 26, por el contrario, se observa una evolución negativa. El nivel de cloro desciende en bastantes de las muestras, aumenta en algún caso nuevamente la presencia de nitritos y vuelve a aparecer positiva la colimetría . Se solicita del Canal que se mantenga durante una semana el aumento de la cloración y, de forma consecuente con la conducta anteriormente adoptada, se da cuenta de ello a los madrileños.

2. Algunas conclusiones:

- Los madrileños no han corrido en ningún momento un peligro serio, pero algunos madrileños -niños, ancianos, disminuidos en sus defensas orgánicas- sí han podido verse afectados, de forma leve, por enterocolitis y tienen derecho a saber qué les ocurre, por qué les ocurre y cuándo va a desaparecer la posibilidad de que les ocurra.

- El Ayuntamiento de Madrid tiene medios para conocer el estado del agua que se consume en la ciudad, pero no dispone en la práctica, lo mismo que otros municipios servidos por el Canal, de idénticas facilidades para controlar igualmente la situación en origen, fuera de su término municipal.

- Parece más que prudente que el abastecimiento de aguas a una población, en total cercana a los cuatro millones, sea chequeada tanto en la situación real de las redes de abastecimiento, sistemas de cloración y, significativamente, en lo que concierne a la garantía de depuración en los vertidos a los embalses.

-Debe establecerse, en acuerdo entre ayuntamientos y Administración central, una red clara y concreta de tomas de muestras que permitan la homologación de análisis y la coincidencia de estimaciones.

3. Una reflexión política final.

Como era de esperar, el conocimiento de los hechos no ha provocado ninguna estampida de los ciudadanos, que sensatamente han adoptado medidas sencillas y seguras. La información no sólo les proporciona directamente seguridad ante lo que pasa, sino que les coloca en situación de ejercer su derecho para exigir que deje de pasar y para controlar que así ocurre, efectivamente.

Por esto, cabe expresar una seria duda sobre el contenido del editorial de EL PAIS del día 26, en el que se reparte una gradación de censuras, tanto sobre los que dan la información, no dos días después de estar ciertos de ella, sino exactamente cuando lo están, como sobre los que no la dan o la niegan.

Tampoco parece muy oportuno señalar (EL PAIS, 27-9-1980) que «no es serio que el ayuntamiento diga un día triunfalistamente.... se descuelgue hoy con los nuevos análisis ». Lo que no es serio es que ocurra realmente eso; pero creemos sinceramente que sí es serio y responsable decir que está ocurriendo, y pedir que cese. Porque los ciudadanos necesitan tener la constatación de que, por medio de sus instituciones democráticas, nada se les va a ocultar. El «desencanto» se corrige poniendo de relieve la multitud de pequeñas y grandes cosas a través de las que se pone cotidianamente de relieve que la democracia, si se usa, sirve.

Juan Francisco Pla y José María Santos son, respectivamente, concejal y delegado municipales de Sanidad, de Madrid.

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