Estados Unidos necesitaría movilizar cien mil reservistas para intervenir en el golfo Pérsico
Las necesidades logísticas para sostener una fuerza de intervención americana en el golfo Pérsico y proteger las vías de abastecimiento petrolero necesitarían el llamamiento a filas de 100.000 reservistas. El Gobierno norteamericano ya ha pedido al Congreso la autorización necesaria para ello.El capitán de la Marina Paul Butcher está encargado de estudiar los aspectos tácticos de una posible intervención militar de esta fuerza. Como es habitual entre los mandos del Ejército, el capitán norteamericano se niega a explicar planes concretos, ya que los detalles son secretos. Pero se cree que estos planes podrían incluir una actuación para evitar una invasión soviética en Irán, o para ayudar a Arabia Saudí a repeler una acción iraquí en los campos de petróleo.
El servicio de inteligencia de las fuerzas de intervención rápida ha hecho estudios militares en Oriente Próximo, intentando de terminar posibles objetivos, y tiene acumulados muchos datos sobre las condiciones del terreno, el estado de las carreteras y la situación de pozos de agua.
Las fuerzas de intervención rápida sólo cuentan permanentemente con el Estado Mayor, hasta que llega el momento de una intervención. En el momento en que se produce una orden de acción, disponen de 200.000 hombres, y según las necesidades de la misión, pueden recurrir a 100.000 más de la reserva.
El Pentágono ha asignado a estas fuerzas tres divisiones del Ejército -el 82º escuadrón aéreo y el 101º ala de ataque aéreo, el 24º batallón de infantería (mecanizado)-, así como una división de Marina y su correspondiente ala aérea. En caso de necesidad puede disponer también de dos grupos de cuerpos especiales y dos batallones de rangers.
Además, está prevista la participación de elementos de apoyo, tales como unidades de ingenieros, sanitarias e intendencia.
En la base militar aérea de Dobbins, en Georgia, la casa Lockheed ha preparado unos cuantos aviones de transporte del tipo C-130 para que se puedan usar en Oriente Próximo, y los ha equipado con los elementos necesarios para que puedan aterrizar y despegar en las pistas cortas e irregulares, que suele haber en esta zona.
No se han equipado, en cambio, unidades navales especiales, y en caso de intervención participarían las que se encuentren más cerca de la zona en crisis.
Maniobras
Estas fuerzas de despliegue rápido ya han hecho en diversas ocasiones maniobras de entrenamiento, en las que han participado no sólo los mandos, sino también alguna de las unidades. El Estado Mayor prevé trasladar por aire a 1.400 soldados hasta Egipto, el próximo mes de noviembre, para realizar los primeros ejercicios fuera de Estados Unidos.
Una de las mayores dificultades, en caso de que estas tropas tengan que intervenir, radica en que tendrían que trasladar todo el equipo de comunicaciones, a diferencia de las operaciones de Europa o Asia, donde gran parte de este material se encuentra ya en bases existentes. Un punto débil de las fuerzas de despliegue rápido es que su estrategia se funda en un elemento poco seguro, ya que necesitan tiempo, antes de intervenir, para trasladar el armamento y las tropas.
Los técnicos del Pentágono calculan que el desplazamiento requiere un mes, por lo menos, para trasladar dispositivos suficientes que puedan garantizar la disuasión del enemigo.
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