La URSS desea aislar los debates políticos en la CSCE de Madrid
La Unión Soviética desea que los debates políticos de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE), de Madrid, queden completamente separados de las propuestas y resto de los trabajos de la reunión principal de la conferencia, para evitar que cuestiones como la crisis de Afganistán y los derechos humanos puedan resurgir permanentemente en todos los capítulos de los debates.Esta posición de la URSS, presentada ayer por el embajador y jefe de la delegación soviética, Yuri Dubinin, constituye la primera aclaración sobre posiciones de fondo realizada por la delegación soviética en los trabajos de la reunión preparatoria de Madrid en curso. Dubinin, después de un almuerzo que mantuvo ayer con la delegación española, tomó la palabra en las discusiones de la tarde, y, a lo largo de un extenso discurso explicó, por vez primera, cómo ve su país, y la mayoría de sus aliados del Este, el sistema de trabajo de la CSCE que deberá iniciarse en noviembre.
El embajador soviético, que apoyó, una vez más, las propuestas de orden del día y de organización presentadas por Checoslovaquia y Hungría días atrás, y que distan en mucho de la alternativa española (que ayer fue completada con un segundo documento relativo al calendario de la CSCE), centró su intervención en lo que ellos consideran como punto casi innegociable, y que se refiere a la necesidad de separar los debates políticos de la CSCE de las propuestas y posibles conclusiones de la conferencia. Dubinin habló, una y otra vez, de la necesidad de instaurar un orden de trabajo y de que cuando se cierre el capítulo del análisis del cumplimiento del Acta de Helsinki, ninguna delegación pueda volver a abordar estos temas que son los políticos, y en los que los países atlánticos intentarán atacar seriamente a Moscú y a sus aliados, con referencias a Afganistán y a los derechos humanos.
El resto de los temas da la impresión que es negociable por parte de los países del Este. Aquí incluido el tiempo destinado a los debates políticos, que, hoy por hoy y mientras Checoslovaquia no se explique, podrían quedar reducidos a una semana aproximadamente, según se deduce del reparto equilibrado del tiempo que la propuesta checa desearía hacer del total de cuestiones que desean incluir en sólo seis semanas de conferencia. Es decir, que, por el momento, y a la espera de negociaciones, se mantiene la idea de que la URSS y sus aliados -defensores del papel checo- desean sólo cerca de seis ías de discusión para los temas políticos, y ello aunque le pese a los portavoces de la URSS, que se lamentan de que algún diario hispano, como EL PAIS, reproduzca la propuesta checa que ellos apoyan y no clarifican.
De todas maneras, la declaración de Dubinin ha sido considerada positiva por clarificadora de las posiciones del Este. Falta saber ahora cuál es la reacción de Occidente.
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