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El comercio exterior del carbón engrosara la cartera de pedidos de los astilleros en unos 80.000 millones de pesetas

La puesta en marcha de la sociedad estatal Carboex, especializada en la importación de carbón exterior como alternativa al consumo de petróleo, podría suponer un balón de oxígeno para los astilleros españoles, ya que el transporte de este combustible requerirá barcos completamente nuevos y de gran capacidad, cuyo coste se estima no bajará de los 130.000 millones de pesetas. El objetivo de la empresa es importar unos quince millones de toneladas para el año 1986.

La recepción del primer cargamento de carbón importado que realiza la empresa estatal Sociedad Española de Carbón Exterior (Carboex) se producirá alrededor del 15 de octubre próximo, con lo que esta sociedad, constituida en enero de este año, pondrá en marcha sus actividades de forma efectiva, según confirmaron a EL PAIS en medios de la citada empresa. Las primeras compras de carbón en el exterior se han contratado en el mercado norteamericano, en el que Carboex espera obtener en el futuro la mayor parte de sus compras en el exterior. Precisamente los dos primeros contratos a largo plazo han sido negociados con sendas empresas norteamericanas, y están a punto de Firmarse los documentos definitivos que permitirán la importación, a lo largo del año próximo, de unas 900.000 toneladas anuales de carbón. Ambos contratos a largo plazo tienen cláusulas de revisión cada cinco años. El objetivo de los rectores de la sociedad ha sido fijado en la adquisición de entre un millón y 1,3 millones de toneladas de carbón el año próximo sólo en el mercado norteamericano.

Diversificación

Para el conjunto del año próximo, las negociaciones actualmente en curso por parte de Carboex podrían cristalizar en la compra de alrededor de dos millones de toneladas de carbón sobre unas importaciones españolas totales del orden de los tres millones de toneladas. Las negociaciones actualmente en curso se desarrollan en varios frentes simultáneamente. Con Suráfrica hay conversaciones para la compra de entre 350.000 y 500.000 toneladas; con Canadá, para una cantidad del orden de las 150.000 toneladas; con Polonia, entre 200.000 y 400.000 toneladas, aunque estas conversaciones son anteriores a los recientes acontecimientos políticos: con Australia, para comprar unas 100.000 toneladas, y con la Unión Soviética se intentaría contratar una cantidad comprendida entre las 100.000 y las 150.000 toneladas.A más largo plazo, las líneas de negociación abiertas en éstos momentos por esta empresa intentarían lograr una mayor diversificación aún de las compras españolas de carbón de importación, lo que incluiría además a países como China y Colombia .

El objetivo de la empresa, tal y como se especificó en los motivos que impulsaron su creación y en los estudios previos que se realizaron en el Ministerio de Industria y Energía y en el INI, es asegurar para España el suministro exterior de carbón a largo plazo en cantidades crecientes, por considerarse, a raíz de la aprobación del Plan Energético, que este objetivo era de vital importancia para el abastecimiento energético y la seguridad del país. El cumplimiento de este objetivo no excluye, sin embargo, la existencia de otras iniciativas dentro del sector privado, por lo que Carboex no será probablemente la única importadora de carbón exterior.

Participaciones

Para asegurar las fuentes exteriores de suministro de carbón y un flujo creciente e importante de las importaciones, Carboex se propone tomar participaciones en la explotación de yacimientos extranjeros, y en esa línea se insertan las negociaciones actualmente en curso enalgunos de los países mencionados.Al margen de estas tomas de participación en la explotación de yacimientos de carbón en el exterior, las importaciones de este combustible requerirán importantes inversiones en los sectores del transporte y de la recepción portuaria.

Las importaciones de carbón, que a partir del año 1984 podrían alcanzar -sólo en la parte que cubrirá Carboex- casi los diez millones de toneladas, serán absorbidas básicamente por tres sectores consumidores: las centrales térmicas ya existentes, que necesitan en algunos momentos un complemento por los elevados grados de utilización que exige el sistema eléctrico cuando baja la producción hidráulica; la industria del cemento, que está en proceso de transforrrar sus métodos de combustión, sustituyendo el fuel por el carbón, con un ahorro anual en su consumo del orden de los dos millones de toneladas de petróleo, y, en tercer lugar, las nuevas centrales térmicas diseñadas específicamente para funcionar con carbón de importación, que la producción interna no podrá satisfacer.

Para hacer frente a estas importaciones masivas de carbón en los próximos años -ya en 1982 se podría alcanzar, en el caso de Carboex, unas importaciones del orden de los seis millones de toneladas-, los responsables de la empresa, al frente de la cual figura su presidente, José Sierra, deberán afrontar un ambicloso programa de construcción de instalaciones portuarias y de nuevos buques.

Inversiones

En materia portuaria, los centros de recepción actualmente existentes en el país no permiten, la importación de tales volúmenes de carbón, por lo que será preciso habilitar cuatro grandes centros de entrada distribuidos por la geografía portuaria española. Estos cuatro puertos podrían ser: Gijón, para la zona norte; el puerto de Tarragona, para Cataluña; el de Algeciras, para, toda la zona sur, y un cuarto puerto en Carboneras (Almería). Las inversiones que se juzga necesarío realizar en estos cuatro centros ascenderían a unos 20.000 millones de pesetas, y posiblemente serían realizadas por empresas filiales de Carboex.Pero en donde se presentan mavores necesidades es en el transporte del carbón desde los puntos de origen. Prácticamente, la totalidad de los contratos se han realizado en términos FOB; es decir, sin el flete, por lo que Carboex tendrá que afrontar el trabajo de transportar hasta puertos españoles el carbón adquírido en el exterior. Aunque algunos armadores internacionales, especialmente griegos, han mostrado ya su interés por hacerse con los contratos de transporte de este carbón, parcial o totalmerite, la política a seguir por la enípresa parece caminar en otra dirección, con objeto de potenciar tanto a la flota española existente como a los astilleros que habrán de construir los barcos destinados a este fin.

Según cálculos realizados por los equipos técnicos de Carboex, la importación de quince millones de toneladas de carbón en el año 1986 -objetivo fijado como hipótesis moderada- requerirá disponer de una flota de no menos de diez buques de 120.000 a 150.000 toneladas cada uno; de otros doce, del orden de las 60.000 toneladas de peso muerto del tipo Panamax (capaces dé pasar por el canal de Panamá), y de varios buques más para trarisporte de cabotaje y de menor capacidad. En el mercado mundial no existe prácticamente flota de este tipo, por lo que la mayor parte de estos barcos deberán ser construidas de nueva planta. «Esperamos que esto constituya una excelente oportunidad para los astilleros españoles, que podrían engrosar sus carteras de pedidos de forma considerable en los próximos años, ya que el valor actual estimado de estos buques no baja de los 80.000 millones de pesetas», manifestó un alto cargo de la empresa.

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