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Reportaje:

El futuro del sindicalismo policial español pasa por Brighton

La Unión Internacional de Sindicatos de Policía va a celebrar su reunión trianual a partir del próximo día 28, en Brighton (Reino Unido), y asistirán como invitados, por primera vez, los policías españoles sindicados. Habrá más que palabras en Brighton.Los colectivos policiales sindicados españoles son dos, como sabe ya todo el mundo: uno es el Sindicato Profesional de Funcionarios del Cuerpo Superior de Policía (mayoritario) y otro es la Unión Sindical de Policías (minoritario).

Sólo uno de los dos podrá pertenecer a la Unión Internacional de Sindicatos de Policía, que actualmente cuenta con unos 400.000 afiliados. Ambos quieren llevarse el gato al agua. Y se trata de ver si la Unión Internacional, en Brighton, decide echarse al agua con uno o con otro, o con ninguno.

La integración de cualquiera de los dos sindicatos españoles de policía en la unión internacional, significaría el espaldarazo europeo democrático, sindical y profesional, al que de ellos resultara elegido. Cada sindicato español cuenta, actualmente, con distintos padrinos. Mientras los alemanes tienden, momentáneamente, su inclinación por el Sindicato Profesional, italianos y nórdicos son proclives a la Unión Sindical. Pero nada será definitivo hasta el contraste de Brighton, donde la fricción entre los distintos criterios que se expongan puede arrancar chispas, lógicamente visibles en nuestra geografía y probablemente esclarecedoras de algunas cuestiones.

Ambos sindicatos españoles tendrán que manifestar con claridad, en Brighton, sus verdaderos intereses, sus auténticas alternativas, su real coherencia. Habrán de hacerlo, es de suponer, no sólo con palabras, sino de manera demostrativa, porque sus colegas europeos no parecen dispuestos a tomar una decisión a la ligera.

Brighton podría resultar una decisiva prueba de fuego para el futuro democrático de la Policía española. Si la unión internacional atendiera a criterios numéricos e integrase ahora al Sindicato Profesional español -teóricamente representativo de la mayoría de los funcionarios policiales, pero de dudosa trayectoria asociativa-, quedaría cerrada la puerta europea al colectivo de la Unión Sindical española -numéricamente más reducido, pero de firme y lúcida incidencia en sus planteamientos-, y el desarrollo corporativo de la policía española podría entrar en una vía de difícil salida, con riesgo de dirección hacia definitivas manipulaciones.

Por el contrario, integrar en este instante a la USP, dejando fuera al sindicato profesional, se prestaría a encrespar más aún, si cabe, las tensiones sindicales policiales actualmente a flote en nuestro país, con posible merma de un desarrollo sereno y racional en la USP, a pesar del apoyo internacional.

Estos criterios de valoración, al margen de otros intereses de felación estratégica internacional -y de no menor peso específico-, están en el cuadro de análisis de la Unión Internacional de Sindicatos de Policía, que, en esta reunión trianual, tratará también de un tema tan importante como es el espacio policial europeo, tema al que España no puede quedar ajena. Y, en base a tal análisis, no es descartable que la unión internacional decida aplazar su decisión de integrar en su seno a un sindicato policial español. El aplazamiento, indudablemente, podría ser considerado por el Sindicato Profesional de Policías como una derrota de sus aspiraciones, y, en cierto modo, como una victoria por la Unión Sindical de Policías, pero, probablemente, quien en realidad saldría ganando sería la sociedad española, ya que quedarían otros tres años por delante para decantar posturas y ver con más nitidez el camino que elige el colectivo policial español.

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