Actualizar la geografía política

No queremos asumir un turno de acusación a nadie, aunque sí de dolorida crítica. No queremos entrar en la disputa de si es UCD como partido del Gobierno quien tiene la culpa o si, por el contrario, la culpa, la responsabilidad, corresponde a Coalición Democrática. No queremos, en fin, señalar a nadie como causante de ese espectáculo antinatural, brindado en el último Pleno del Congreso de Diputados, de discrepancia en el voto y enfrentamiento en la palabra, que nos acaban de ofrecer los dos partidos que ofrecen entre sí la mayor afinidad de fondo en lo político y la más indiscutible homogeneidad en lo sociológico. (...)¿Dónde se ha visto que la derecha no pueda comparecer normalmente, cabalmente y expresamente ante el electorado que corresponde por causa de que dos de sus fracciones se disputan la titularidad de esa abstracción en que consiste el centro? (...)

No tiene razón de ser, por tanto, que la derecha deba aportar una sobrecontribución ni pechar con una sobrecarga en el esfuerzo de consolidar la democracia, tal como ha ocurrido a lo largo de la transición y conforme se sigue expresando por la vía de su actual enfrentamiento en la disputa del centro. De ello resulta un beneficio claro para la izquierda, aunque no es esto lo más preocupante. El efecto ciertamente grave es el de la distorsión del juego político. (...)

Acaso todo esto pudo estar justificado en su día, demandado y exigido por los problemas de la transición. (...) Lo que resulta antinatural y peligroso para la estabilidad y crédito de la democracia es ese espectáculo de máxima tensión dialéctica habido en el último Pleno entre Fraga y el banco azul, muchos de cuyos componentes, comenzando por el presidente Suárez, tienen con el señor Fraga no sólo una comunidad de origen, sino también una básica identidad de propósitos en el servicio de España y para el bienestar en libertad de los españoles.

20 de septiembre