Aumentan los focos de insurrección en Afganistán
Las tropas soviético-afganas atraviesan dificultades para sofocar la insurrección creciente que se registra en los últimos días en Afganistán, según fuentes diplomáticas occidentales. Los soviéticos y las tropas gubernamentales afganas son insuficientes en número para controlar el país y para estar presentes en todos los lugares donde los guerrilleros islámicos combaten en su contra.
Mientras la ofensiva soviética sobre el valle de Panchir, a unos 150 kilómetros al noreste de Kabul, se detuvo, a la espera de refuerzos centrándose los esfuerzos soviéticos en una batalla cuyo resultado es aún incierto, las escaramuzas contra las tropas gubernamentales y soviéticas se multiplican, siempre según estas fuentes, en otras regiones del país. Los rebeldes afirman haber causado entre quinientos y mil muertos a los soviéticos.Tres grupos rebeldes de Peshawar reivindicaron el sábado la ejecución de dos ministros afganos Faiz Mohamed, ministro de Asuntos Fronterizos y una de las personalidades de más peso en el actual régimen, y Nazar Mohamed, ministro de Obras Públicas, aunque esta segunda ejecución quedaría desmentida si fuera cierta la noticia difundida por Radio Kabul, según la cual Nazar Muhamed inauguró ayer un hospital en Ghazni (al sur de Kabul).
Fuentes rebeldes afirmaron días antes que el comandante de la milicia comunista de la provincia de Nangharar y otros diez importantes funcionarios locales habían muerto a manos de los guerrilleros rebeldes.
Según las fuentes diplomáticas citadas, los resistentes musulmanes, por segunda vez en veinte días, se hicieron fuertes en la central eléctrica de Charke Waiden, en la provincia de Ghazni.
Tampoco los principales ejes de comunicaciones pueden ser protegidos, según los diplomáticos. Los grupos rebeldes de Peshawar se atribuyeron el pasado domingo el corte de la carretera que une Kabul y Jellalabad, que conduce a Pakistán.
Asimismo los rebeldes se imputaron el sábado el derribo de un Mig de la aviación afgana en los suburbios de Kabul, hecho recogido ese día por la emisora gubernamental Radio Kabul.
Los guerrilleros afirmaron que este ha sido el segundo aparato abatido en los últimos días, tras despegar desde el aeropuerto de Kabul, mediante disparos de ametralladoras instaladas en los alrededores del aeropuerto de la capital afgana.
En Herat, al oeste del país, la ciudad fue tomada por los rebeldes, mientras que las tropas soviéticas se conforman con el control de la ruta que une Afganistán con Irán, de la cual centenares de refugiados son expulsados diariamente, según las fuentes citadas.
Los esfuerzos del régimen afgano de Babrak Karmal, que se propone formar un ejército de 100.000 hombres, no podrán arreglar por sí mismos el problema insurreccional.
Fuga de pilotos
Al menos 250 pilotos, técnicos y personal de vuelo de las líneas aéreas afganas han huido a países de Occidente, según reveló ayer en la ciudad alemana de Francfort un piloto de estas líneas. El éxodo de personal de vuelo comenzó a raíz de la invasión soviética de Afganistán, y se ha mantenido en secreto hasta ahora para evitar represalias sobre sus familias en el interior del país, según agregó esta fuente.
El piloto comandante de vuelo Habibullah Balchi, que ayer se negó a volar en un DC-10 hacia Kabul desde Francfort, agregó que las Ariana Afgan, líneas aéreas oficiales afganas, no tienen ya personal suficiente para mantener sus aviones en funcionamiento. Únicamente siete pilotos de estas líneas se han negado a huir y prefirieron permanecer en Afganistán. El personal de este avión se negó a regresar a Kabul porque se les obligaba a transportar armas, municiones y soldados a las zonas en conflicto en el país.
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