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Una carga de Goma 2 destruye el interior de la sede de UCD de Chamartín

Un artefacto explosivo, compuesto fundamentalmente por medio kilo de Goma 2, según apreciaciones de la policía, destruyó casi completamente el interior de la sede de Unión de Centro Democrático (UCD) del distrito de Chamartín, ubicada en la calle de Vinaroz. La explosión se produjo a las 6.30 de ayer, cuando en el interior del local no había ninguna persona. Los desperfectos materiales son de elevada consideración. Ningún grupo reivindicó ayer el atentado y la policía no disponía de pistas para identificar a los autores.

Una carga de medio kilo de Goma 2 estalló ayer, poco después de las seis de la madrugada, a la puerta de la sede de Unión de Centro Democrático de Chamartín, en cuyo comité están encuadrados seis ministros del nuevo Gabinete y la tercera parte de los diputados por Madrid del partido en el poder. En el momento de la explosión, el local, cuya capacidad se cifra en más de doscientas personas, estaba vacío. Consecuentemente, los únicos daños ocasionados por la bomba son de carácter material: el mobiliario y los revestimientos están seriamente dañados. También sufrieron desperfectos unos veinte automóviles y los cristales de más de treinta viviendas próximas.La nueva sede del distrito de Chamartín, una de las dieciocho que el partido ha instalado en la capital, había sido inaugurada en el mes de enero de 1979, «en el umbral de las elecciones legislativas de marzo». Algunos hombres del comité local entrevieron un juego de signos favorables en la coincidencia inminente de mármoles y urnas. La casa daba a dos calles, Vinaroz y Sánchez Pacheco, y prometía ser el lugar de encuentros de los ejecutivos más altos del partido. Desde el exterior presentaba un aspecto funcional: ladrillo visto de color blanco, falsas ventanas para airear los bajos de la doble fachada, galería superior totalmente acristalada- «vistas al pueblo», dicen los ideólogos- y, en el chaflán, una puerta blindada. «Queremos bases firmes», dirían los primeros oradores.

Las primeras impresiones persistirían en el interior: papel blanco y beis para los empapelados, un buen lugar de encuentro para posters de las grandes firmas del partido; el zócalo, de mármol crema con remates verdes; un patio de sillas de skay, la alfombra de escalera, los paneles de madera contrachapada de los pasamanos y unas celosías de escayola acomodaban la sede a las exigencias de estos tiempos. Al fondo, un cartel con la imagen del presidente, una imagen preelectoral, dominaría el salón de reuniones como un tótem de pared

Desde entonces, los hombres del comité de distrito habían detectado muy pocos signos de hostilidad contra la sede: un día, alguien lanzó un espejo retrovisor contra un cristal, y otro, alguien dejó un pintada con spray rojo en el muro «Parla. Un muerto de la policía UCD cumple». También alguna amenaza telefónica. Nada que temer.

Los hechos confirmaron luego casi todas las previsiones. Muchas de las personalidades del partido acudieron a mítines, coloquios y conferencias. «Una vez llegamos a contabilizar 276 personas, que es nuestro record de asistencia». Por derecho natural o topográfico, una mayoría de los líderes tendría que estar encuadrada en la sede. Toda maniobra política garantizaría la presencia de muchos hombres del distrito en el Gobierno estatal y municipal. Al fin de la última crisis, tal vez la apoteosis. «Pérez-Llorca, Rodríguez Sahagún, darcía Díez. Martín Villa, Ignacio Bayón y Luis González Seara, pertenecen al sector que cubrimos», dice Juan Layda, secretario de UCD-Chamartín, con el indisimulado orgullo de un gerente de club de fútbol que hubiese llevado a seis hombres a la selección nacional. «Una tercera parte, quizá más, de los diputados provinciales también pertenecen a esta zona, por eso pensamos que el atentado es, sin ninguna duda, un hecho simbólico». La sede de Vinaroz, esquina a Sánchez Pacheco, es el domicilio oficial de casi la tercera parte del Gabinete. Nada menos.

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Goma 2 en el umbral

A las seis de la madrugada de ayer, alguien activa el detonador de una carga de Goma 2, algo así como medio kilo de explosivo, en el umbral de la puerta blindada. Luego, los vecinos, que comienzan a despertar después del día de fiesta, ven «un gran resplandor que ilumina la calle y oyen una fortísima explosión». La puerta de acero se desgarra en flecos y virutas, es proyectada hacia el exterior y ha de ser recogida ante el portal de enfrente. Unos esquinazos del muro maestro vuelan también. Todos los cristales de los edificios próximos se desploman sobre el suelo de la calle. Los de las falsas ventanas y la galería, simplemente desaparecen.

En el interior, todos los objetos se disparan. «Hemos encontrado tuercas, por eso pensamos que hubieron de complementar la bomba con algo de metralla». Caen restos de la celosía, paneles de madera del pasamanos, trozos de aglomerado de carpintería, tubos de neón y proyectiles de yeso. La sede queda completamente destrozada. Cuatro esquirlas de metralla dan en la figura mural del presidente: dos en la cara, una junto a la solapa derecha y otra cerca de un hombro. « Es un acto simbólico, seguro». Hay que pensar que «a las seis de la madrugada, nunca hay nadie por aquí, y, además, anteayer fue fiesta y había mayor motivo para que el local estuviese vacío ».

Poco después de las seis de la madrugada, un policía nacional residente en el edificio descubre a un sospechoso. Sale a la calle y trata de alcanzarlo. Es un hombre. Al ver al policía sale corriendo. El policía dispara varias veces, pero ningún proyectil alcanza al fugitivo. Los vecinos comienzan a asomarse, primero, a través de las rendijas abiertas por las puntas de cristal, y después abren las ventanas.

A las once de la mañana, Rafael Calvo Ortega, secretario general del partido, gira una visita a la sede de Chamartín. A las 11.04, la agencia France Presse transmite una noticia titulada «Attentat contre le silge de l'Union du Centre Democratique». Para entonces, se respira un aire blando y untuoso en el despacho del secretario de distrito, y un aroma inquietante y dulce en el umbral de la puerta. Son «el olor de la Goma 2» y el aire que anuncia el otoño.

A media tarde de ayer, el comité local de UCD de Chamartín hizo público un comunicado en el que manifestaba su más enérgica protesta y en el que señalaba, tras una serie de consideraciones, que el partido estaba dispuesto a llevar su programa político hasta el final.

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