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Concluye la transición china con el nombramiento de un tecnócrata como primer ministro

El período de transición abierto por la muerte de Mao Zedong, hace exactamente cuatro años, concluyó ayer con la dimisión de su sucesor, Hua Guofeng, del puesto de primer ministro y la ascensión a la cabeza del Gobierno chino del tecnócrata Zhao Ziyang. La retirada de Hua, que conserva la presidencia del partido, se inscribe en el cuadro de la remodelación gubernamental organizada por el hombre fuerte del régimen, Deng Xiaoping, y fue ratificada ayer durante la jornada de clausura de la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP).

En su discurso de dimisión, Hua destacó el domingo pasado que la modificación de la composición del Gobierno se insertaba en una vasta operación de reestructuración coherente del aparato administrativo chino. El objetivo que se ha fijado el equipo de Deng consiste en proceder a la jubilación «de los viejos dirigentes» y en suprimir la acumulación de funciones en el partido y en los órganos del Estado. Así es como el propio Déng ha renunciado a su cargo de viceprimer ministro, aunque conserve sus funciones en el partido, donde continúa como vicepresidente.Otros cuatro «viejos dirigentes» -Li Xianian, Chen Yun, Wang Zhen y Xu Xiang- también han dimitido de sus puestos de viceprimeros ministros. Lo mismo ha sucedido con Wang Renzhong, llamado a consagrarse totalmente a su papel de director de propaganda del PCC. La dimisión de Chen Yongui, una antigua figura de la revolución cultural, es considerada por los observadores como una depuración.

Para sustituir a estos siete hombres, Zhao ha nombrado tres nuevos viceprimeros ministros: Huang Hua, ministro de Asuntos Exteriores; Zhang Aiping, uno de los jefes de Estado Mayor adjuntos, y Yang Jingren, ministro encargado de la Comisión de Asuntos de las Minorías Nacionales. Jingren es de religión musulmana y esta es la primera vez en China que un imán es nombrado viceprimer ministro.

El carácter tecnocrático del nuevo Gobierno chino se ha puesto de manifiesto en las disposiciones ratificadas por la ANP sobre cuestiones económicas y financieras.

China va a dotarse de un plan decenal 1981-1990 cuyas grandes orientaciones están inspiradas fundamentalmente, según los observadores, por el pragmatismo de Deng y Zhao. El país va a adoptar también, por primera vez desde la llegada de los comunistas al poder en 1949, una fiscalidad directa que afecte, de un modo esencial, a los extranjeros y a las sociedades extranjeras.

Durante los trabajos de la ANP, comenzados el 30 de agosto, se ha aprobado una ley sobre el matrimonio, que incorpora el principio de la obligación matrimonial de practicar la planificación famillar. El órgano supremo del Estado chino también aprobó la supresión del artículo 45 de la Constitución, relativo a las libertades individuales, con lo que queda suprimido el derecho a los dazibaos. Esta modificación constitucional ha venido acompañada por la creación de una comisión para la revisión de la Constitución, formada por 103 miembros que han sido encargados de presentar un proyecto durante la próxima reunión anual de la ANP.

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Para coronar la atmósfera de deshielo que se ha respirado en la ANP, ayer se produjo un hecho insólito: la desaparición de la unanimidad que reinaba en las anteriores sesiones de clausura.

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